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Producida y transmitida por la cadena de televisión Rede Globo, que suministra el principal entretenimiento televisivo a los cubanos a través de los horarios nocturnos estelares, Rastros de mentiras salió al aire en Brasil, entre mayo de 2013 y enero de 2014, y parece renunciar a ciertos elementos de crítica social y profundidad sicológica expuestos en los mejores productos televisuales del gigante suramericano.
Rastros de mentiras, ocupa el mejor horario del principal canal cubano, Cubavisión, con el reciclaje de antiguos paradigmas melodramáticos como la rivalidad entre hermanos, una buena y el otro quintaesencia del malvado y, además, homosexual; la protagonista puesta elegir entre amor casi sacro y amor profano, lleno de dificultades; además de recursos tributarios de El derecho de nacer como la criatura extraviada, fruto de un amor “culpable” y “transgresor”…
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La trama ocurre en Sao Paulo, y como casi todas las telenovelas convencionales, se concentra en torno a los chismes e intimidades de una familia poseedora del San Magno. De este modo, el guion también intenta presentar como heroica y sufridora la profesión de la medicina, adquirida rápidamente por la rebelde protagonista, en eterno conflicto con su acomodada familia.
La producción de la cadena Rede Globo fue escrita por Walcyr Carrasco (Chocolate con pimienta), con la colaboración de otros cuatro guionistas, y codirigida por Mauro Mendonça Filho (La fuerza del deseo), y Wolf Maya, con la colaboración de otros cinco directores. En fin, un gran elenco, en una producción de gran presupuesto, y una larguísima lista de profesionales conocedores de su oficio.
Casi toda la novela gira en torno a la buenísima y bellísima Paloma (interpretada por Paolla Oliveira), y a su malvado, ambicioso y criminal hermano de crianza, Félix, un papel que Mateus Solano, con un repertorio de amaneramientos y cejas enarcadas que roza la caricatura más evidente respecto a los gays enclosetados y envidiosos de las mujeres.
Para reforzar a los dos protagonistas jóvenes, está la pareja de consagrados que interpretan a sus progenitores. En el papel de César Khoury, el padre médico y dueño del hospital, está el multiconsagrado Antonio Fagundes (El rey del ganado), junto a la muy popular Susana Vieira (Señora del destino) en el papel de la madre.
El hecho de que Rastros de mentiras haya sido reconocida como la mejor del año en Brasil, solo ilustra el estado de estancamiento o decadencia en que se encuentra un género audiovisual cuyos mejores días pertenecen al pasado. Y no hay que dejarse engañar por las ocasionales alusiones a la donación de órganos, el tráfico de drogas, la adopción y la homofobia, porque esta telenovela solo se interesa por el impacto emocional, la manipulación del espectador, y la recreación en las zonas más vacías del melodrama hecho en Brasil.
Lástima que no se trate por lo menos de melodrama a la cubana, en la línea de El derecho de nacer. Por lo menos, sería el amargo vino que nos toca.
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