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Lawrence McKinney se encontraba en su casa viendo la televisión, un frío día del mes de octubre de 1977, cuando a una vecina suya dos hombres la asaltaron y violaron. Horas después, la policia lo detuvo, y un año después fue condenado a 115 años de cárcel por robo y violación. Solo bastó el testimonio de ella para condenarlo.
McKinney apeló siempre a su inocencia, pero tras 9 años en prisión sin ver "algo claro" decidió llegar a un acuerdo y declararse culpable del robo, pero no de la violación.
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Veintiseis años después de haber sido condenado por un tribunal de Memphis, las pruebas de ADN hechas a las manchas de semen encontradas sobre el lecho de la mujer violada dictaminaron su inocencia, y McKinney fue liberado.
El diario El Tiempo revela que a pesar de todo lo vivido y sufrido - 35 años bastan para más - McKinney no tiene amargura ni está enfadado con nadie.
Mc Kinney quizás confiaba y aspiraba a que la justicia norteamericana lo compensase de manera justa, "por toda una vida en prisión" siendo inocente. Y a ella apeló, y pidió una indemnización de un millón de dólares. Sin embargo, el cheque que le enviaron fue de apenas 75 dólares.
Justicia estadounidense, la llama el diario que reveló la noticia.
Según ellos, la Junta de Libertad Condicional se niega a exonerarlo de sus delitos, y además, Mc Kinney no tuvo un comportamiento "modelo" dentro de la penitenciaría.
Un dia agredió a otro peso, otro día cometió alguna infracción menor. Todas se fueron acumulando, y hoy el hombre, solo puede disfrutar de 75 míseros dólares.
con información de El Tiempo
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