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El Programa Materno-Infantil (PAMI) constituye sin lugar a dudas una de las principales fortalezas del sistema de salud cubano, en opinión de algunos especialistas extranjeros puede considerarse superior al de muchas naciones desarrolladas.
El PAMI es una garantía para la mujer embarazada y su hijo, el país lo tiene como una de sus actividades priorizadas y en el mismo intervienen diversas instituciones del país como son los centros de genética, los hogares maternos y todos los centros de la atención primaria, secundaria y terciaria del país.
Por esta razón Cuba finaliza el 2016, por noveno año consecutivo, mostrando una tasa de mortalidad infantil inferior a cinco por cada mil nacidos vivos, lo que la sitúa al frente en América y entre las primeras naciones del mundo en este indicador tan importante de salud.
Entre las provincias con menores tasas se encuentran Pinar del Río, que tiene hasta la fecha una tasa de mortalidad infantil de 2,2 por cada mil nacidos vivos, la más baja de su historia. Cienfuegos también muestra un índice por debajo de 3.
Se debe recalcar que 28 municipios del país no han tenido en este año ningún fallecido menor de un año y por tanto tienen un índice de cero este índice.
Siguiendo el programa establecido a cada mujer, durante el embarazo, se le realizan no menos de 17 consultas médicas, y 30 exámenes de diagnóstico para detectar eventuales enfermedades graves o malformaciones congénitas y lograr que los niños disfruten de buena salud, esta es una de las razones que hacen que se haya obtenido de manera continua, ya por nueve años, estos resultados.
Igualmente a cada recién nacido no solo se le vacuna contra 13 enfermedades sino que se le relizan también pruebas diagnósticas para detectar otras seis enfermedades de origen genético que pueden causar serios problemas de salud acceso universal y gratuito a la salud y del desarrollo social inclusivo y humano alcanzado por la atención sanitaria.
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