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Recuerdo una de las tardes en que llego al Latinoamericano a hacer mi acostumbrado trabajo, uno de esos domingos soleados buenos para ir a la playa y no para jugar pelota, cuando vi en el montículo de los Metros a un pitcher delgadito, no alto que, sin embargo, llamaba la atención por la inteligencia con la que lanzaba, poniendo la bola donde más dolía.
Averiguo quién era aquel “robusto y apuesto” prospecto del pitcheo cubano y alguien me responde, Yadel Martí. Me dije, si nos llevamos por las apariencias.... Pero bueno, las apariencias a veces engañan, y cómo engañaron aquellas apariencias pues el espigado joven se convirtió en uno de los mejores y más inteligentes lanzadores capitalinos, eje del segundo lugar alcanzado por Cuba en el Primer Clásico Mundial de Béisbol en el 2006.
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Ahora, una década después, Martí me relata algo sobre su vida y aquí estoy yo para contárselas ¿Qué les parece?
Yadel llega al béisbol por su papá, Pedro Miguel Martí, cuando sólo tenía ocho añitos.
“Recuerdo que el viejo me llevó a un complejo deportivo en mi natal San Miguel del Padrón, al que conocían por la unidad militar. Allí conocí a los entrenadores Fermín Matos y Andrés el Chispa García, a los que mucho debo por lo que aprendí, y ahí me quedé.
“A la edad de 12 años ingreso en la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva) Mártires de Barbados, donde estuve bien poco, apenas un año, porque no resistía la vida de interno. O sea, salí yo mismo de la llamada pirámide del alto rendimiento”.
Yadel Martí nunca fue de esos “fuera de serie” que lanzaban bombazos para home, ni su estatura y peso impresionaban, pero sí lo hacían su inteligencia, constancia y laboriosidad.
“Fui jugador de posición o sea short stop, con muy buenas manos pero un 170 de average al bate; no podía con las fieras que había en esa área y así, gracias a Pedro Damián Blen, Mario Castellanos y Amauri Espada, quienes ayudaron a convencerme de que tenía opciones en los juveniles como lanzador, me di el salto al montículo y creo que a buen tiempo”.
Yadel Martí inicia su accionar en las Series Nacionales Cubanas con los Metros de Eulogio Vilanova. “A él le debo mucho porque me dio la confianza, con 19 años, de ser el cerrador rojo junto a muy buenos pitchers como Juan Pablo Echevarría, René Espín, Luis Felipe Díaz, Heriberto Collazo y otros más. Luego, por mis resultados, el Chabia -como yo le digo a Rey Vicente Anglada-, me llamó a los azules, a mi equipo Industriales, a lo que di lo mejor de mí mientras jugué en mi Cuba.”
No obstante, Martí no olvida su paso por los Metropolitanos, porque con ese uniforme escarlata pudo cumplir un sueño: jugar en el Latinoamericano, la catedral de la pelota cubana.
“Era algo que anhelaba, además, jugar con el entonces segundo equipo de la capital, fue mi prueba de fuego, mi preparación para lo que vendría después, jugar con los leones. Fernando Cervantes, de mucha ayuda desde que llegué, Enriquito Díaz, quien me inculcó el honor de defender el color rojo de mi camisa y Willian Bustamante que siempre me decía: "¡qué lastima que pronto usarás el color azul!", son personas imborrables, recuerdos que no olvidaré jamás”.
Jugar con el entonces segundo equipo de la capital, fue mi prueba de fuego, mi preparación para lo que vendría después, jugar con los leones
Ya en el 2002, Yadel Martí entra a formar filas de los Industriales, “equipo al que le debo más de la mitad de los momentos felices que he tenido en la vida. Haber pertenecido a Industriales es lo más grande de mi carrera deportiva. Seguro estoy que moriré recordando cada detalle en las ocho Series en las que milité en ese conjunto, porque fue un sueño hecho realidad, junto a una constelación, ligadas con unidad y compañerismo.”
Scull, Padilla, Vargas, Javier, Tabares, Yasser ,Valle, Luis Alberto, De La Torre, unidos a Cañizares, Abdel, Rudy, Alden, Kendry, Mayeta, Osbeck, Francisley, Yamel, Deinnis, Arley y Montieh ¡Qué equipazo señores, un team Cuba! Y así de grandes como seres humanos y bien llevados.
“Precisamente, ese equipo dio fruto a casi las últimas alegrías que ha vivido la capital en el ámbito beisbolero pues fueron tres títulos al mando del Rey Anglada. Ese Industriales que quisiera ver resurgir y que ocupara los sitiales que le corresponden como equipo insignia de la pelota cubana, pero que lastimosamente ahora ni siquiera clasificó para la segunda etapa de la Serie Nacional actual.
Ese Industriales que quisiera ver resurgir y que ocupara los sitiales que le corresponden como equipo insignia de la pelota cubana
“Esos triunfos fueron momentos muy felices; en cuanto a los tristes, sin dudas, el 2004: tres victorias frente a once fracasos, con promedio de limpias de 2,98. El público me abucheaba, como si uno quisiera perder, quisiera hacerlo mal. Pero Dios está allá arriba y esa injusta actitud se trocó en aplausos cuando detuve la carrera de victorias de Sancti Spíritus y volví a ser el pitcher ganador que siempre fui.”
La idea de realizar un evento que aunara a los mejores peloteros del planeta bajo sus banderas cobró vida en el año 2006 cuando se efectuó el Primer Clásico Mundial, lid en la que a Cuba le daban muy pocas opciones teniendo en cuenta que ningún miembro del seleccionado era profesional. Así, llegaríamos a San Juan, Puerto Rico, donde los criollos jugarían el primer grupo clasificatorio, y el segundo, si lograban avanzar.
“Mi mayor éxito internacional fue, sin dudas, ese Clásico. Recordar es volver a vivir, y quién no recuerda a Pestano, Paret, Cepeda, Tabares, Garlobo, el July, Michel redondeando un equipo detrás de ti con el que no se podía perder. Y qué decir de Don Pedro Luis Lazo quien para mí es alguien que no tiene números. Cuando se hable de un lugar en el pitcheo de Cuba después de él viene el número uno. La vida me puso ante mí esas soberanas actuaciones, decisivas, en aquellos juegos ante grandes como Puerto Rico y República Dominicana, entre otros y junto a Lazo, gozamos de un gran e inesperado éxito para muchos.”
Al cuestionarle sobre sus managers, el aún estilizado atleta comentó que Eulogio Vilanova, Armando Johnson y Rey Vicente Anglada, este último el mejor entre los mejores, son sus preferidos: hombres, amigos y mentores.
Como es de suponer, hay una pregunta que no podía faltar en esta entrevista y es quiénes son para Yadel Martí los mejores lanzadores cubanos de todos los tiempos.
“Pedro Luis Lazo, José Ariel Contreras, Adiel Palma, Norge Luis Vera, Lázaro Valle, Jorge Luis Valdés, Julio Romero, Faustino Corrales, Omar Ajete y Carlos Llanes, este último uno de mis favoritos y tendría 100 más para mencionar.”
Con respecto al cuestionamiento que todos nos hacemos de si podrá en un tiempo relativamente corto integrarse un equipo Cuba con todos los jugadores aptos para tal empeño, estén donde estén, Yadel Martí responde:
“Yo no es que quisiera ver o no un equipo Cuba único; lo que más quiero es lo normal. Que al igual que otros países nosotros podamos utilizar a nuestros peloteros, ésos que están poniendo en alto el nombre de Cuba en las Grandes Ligas, y por supuesto, los más destacados en nuestra Serie Nacional, sin exclusiones absurdas.”
Yo no es que quisiera ver o no un equipo Cuba único; lo que más quiero es lo normal. Que al igual que otros países, nosotros podamos utilizar a nuestros peloteros
Ante la pregunta de cuáles son los receptores con los que mejor se sentía, Yadel Martí responde: “Receptores buenos, todos lo han sido, Pestano, Roger y Eriel pero sin dudas Alden Mesa y Joel Galarraga son con los que mejor y más tiempo trabajé, con ellos me he sentido más cómodo”.
Punto y aparte resulta la vida de este hombre en la actualidad y su decisión de abandonar el país en el año 2008. “Salimos de Cuba, Yasser Gómez y yo desde diciembre 22 del 2008. Imagínate, tantos años, y ando loco por ver a mis padres, hijos y hermanos. En estos momentos vivo en Phoenix, Arizona. Estoy soltero, esperando que llegue alguien que con mis virtudes y defectos quiera de una vez por todas vivir el resto de sus días conmigo. Tengo 3 preciosas niñas, una de 18 años, Nayara; una de 16, Jennifer, y mi pequeña Ashley Mercedes, esta mi último suspiro.
"Trabajo para la compañía Phoenix Sports Agency bajo la dirección de Reinaldo Larez y estamos inmersos en mi Proyecto 90 que pronto será un impacto, lo aseguro.”
En estos momentos vivo en Phoenix, Arizona
¿Qué es el Proyecto 90?
“Proyecto 90 fue algo que puse en práctica cuando entrenaba en Europa. Es simple. Entrenar con un método intensivo a un grupo de talentos por espacio de 90 días y mostrárselos a las Grandes Ligas ¿Y por qué 90?, pues porque fue mi número de toda la vida, porque esa cifra, al menos, es la que tienen que tirar mis lanzadores, 90 por los días a entrenar, y 90 porque son las millas que me separan de mi país.
“Y nada, deseándole que Dios le dé mucha salud a todos mis seres queridos y confiando mucho en mis santos. Tengo hecho Elegúa con Ochún y ellos me dijeron que iba a reinar en esta tierra (Estados Unidos ) y confío en ello como en mi vida misma. Mucha bendición a mi mamá, papá, hijas, madrina y padrino. Dios, mis santos y Orunmila me acompañan. No estoy solo.”
Genio y figura hasta la sepultura. Así es Yadel Martí, el que me habla diciéndome “madrina” y al que yo le respondo “ahijado”, el mismo con el que compartí un tabaco y un trago digamos que de ron en el Primer Clásico, orándole al Viejo Lázaro; el mismo con el que me perdí junto a Pedro Luis Lazo, en San Diego, observando el Museo de la Marina que hay allí.
El mismo que muchos injustamente abuchearon y que después convirtió sus lágrimas en sonrisas. Y es que las apariencias algunas veces engañan.
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