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A finales de los años setenta, el espacio televisivo Para bailar, los domingos en la tarde, rompió records de teleaudiencia y reactivó entre los jóvenes el gusto por la música popular bailable cubana. Similares propósitos, cuarenta años después, alientan a Bailando en Cuba, que saldrá al aire domingo en la noche.
A partir del próximo domingo 15 saldrá al aire, durante nueve semanas, por Cubavisión y Cubavisión Internacional, el esperado programa de participación que también cuenta con dirección general de Manolito Ortega (al igual que Bailando en Cuba), y cuyas dos primeras ediciones servirán para presentar al jurado y a las 16 parejas en una competencia que también tendrá como escenario al Teatro Astral.
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Solo en el tercer programa comenzará de veras la competencia, conformada con eliminatorias en el tercer y en el cuarto programa. Y justo después de la segunda eliminatoria se incorporan cinco coreógrafos, quienes apadrinarán a dos parejas cada uno. Igual que en el espacio anterior, el jurado enviará a la zona de peligro a las parejas “eliminadas”, algunas de las cuales podrán ser salvadas por el público.
De la visualidad de Bailando en Cuba se encarga al joven director de fotografía Vladimir Barberán, quien intentará potenciar el sentido espectacular con el baile como epicentro; mientras que el bailarín, profesor y coreógrafo Roclan González y la compañía R-evolution le dará cuerpo a varias obras dedicadas a ritmos emblemáticos de Cuba.
En tanto director coreográfico, Roclan forma parte del trío que conducirá Bailando en Cuba, junto con Manolito Ortega y Jorge Wilson, este último responsabilizado con la puesta en pantalla. Roclan es conocido internacionalmente por las coreografías de los videos musicales Bailando (Enrique Iglesias, Gente de Zona y Descemer Bueno), De noche y de día (Juan Magan y Yandel) y Let me be you lover (Pitbull y Enrique Iglesias).
En fin, se supone que los cubanos podrán disfrutar finalmente de un show televisivo con todas las de la ley, ligeramente inspirado en el muy popular espacio norteamericano Dancing with the Stars, o el argentino Soñando por bailar, o el colombiano La Pista. Y sobre todo, es posible que los concursantes sean capaces de ganarse las simpatías de los televidentes cubanos, a partir del 15 de enero próximo.
Quizás Bailando en Cuba debiera apelar a una visualidad mucho más atractiva, vivaz y sugerente de la que ostentaba su predecesor Sonando en Cuba, y que el nuevo programa logre incorporar, sin imitaciones innecesarias, la dramaturgia propia de los reality shows especializados en la competencia de talentos.
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