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Un fondo científico e histórico-cultural incomparable en su profundidad y amplitud temática se ha puesto a disposición de los usuarios de internet. Se trata de los más de 75 mil documentos que integran el legado de Alexander von Humboldt en sus viajes de exploración por América Central, Sudamérica y el Caribe.
Humboldt es llamado también El Segundo Descubridor en Cuba en tanto sus dos estancias en la Isla (1800-1801 y 1804) le valieron para caracterizar sus tradiciones, asentamientos e identidad nacional, y La Habana le parecía colonia y metrópoli al mismo tiempo. Cuba es para Humboldt: frontera geográfica entre la América del Norte y la del Sur, eslabón imaginario entre América y Europa,
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Los diarios americanos de Humboldt pertenecen a los documentos más importantes del ámbito científico-histórico, político, social y de literatura de viajes de finales del siglo XVIII y principios del XIX, pues el científico registró en unas 4 mil páginas la expedición que durante un lustro lo llevó por Venezuela, México, Colombia, Ecuador, Perú y Cuba.
Los diarios, escritos en alemán, francés o español, incluyen observaciones sobre plantas, animales, recursos naturales, clima, estrellas y mares de América. Se considera que los volúmenes marcan el cambio de paradigma hacia la evolución del conocimiento de América en el contexto de la emergente modernidad europea.
Científico polivalente, Humboldt es considerado el padre de la geografía moderna universal, y también se destacó en ámbitos como la astronomía, el humanismo o el naturalismo y fue un reconocido explorador. Se especializó en etnografía, antropología, zoología, climatología, botánica u oceanografía.
Desde la fecha de su muerte, en 1859, los diarios de Humboldt permanecieron en manos privadas. A finales de mayo de 1945, los soldados soviéticos que se habían hecho con el control de la capital alemana los transportaron como botín de guerra junto con muebles, pinturas y esculturas hasta Moscú, donde fueron acogidos por la Biblioteca Lenin.
En 1958, los diarios regresaron a Alemania en perfecto estado de conservación y se quedaron en la Biblioteca Estatal alemana en Berlín del Este. Tras la reunificación de Alemania y la consiguiente fusión de las bibliotecas estatales de Berlín Oriental y Berlín del Este, la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano devolvió los diarios a sus legítimos propietarios, Christine y Ulrich Heinz, últimos descendientes del naturalista.
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