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Elegida como la mejor del año por los productores durante la XXII ceremonia de los premios Forqué, en una gala celebrada en Sevilla, Tarde para la ira inaugura en triunfo la temporada de premios en España, una temporada que concluye el 4 de febrero con los Premios Goya.
La gala de entrega de Premios Forqué comenzó con un monólogo de más de diez minutos de Carlos Latre, el maestro de ceremonias, que condujo toda la ceremonia a lo largo de dos horas de imitaciones, canto y baile, tal y como lo hemos visto en el estelar televisivo Tu cara me suena.
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Emma Suárez y Roberto Álamo ganaron los premios como mejor actriz y actor, por Julieta y Que Dios nos perdone. El filme argentino El ciudadano ilustre fue elegido el mejor de América Latina, mientras que Hernán Zin ganó por su documental 2016. Nacido en Siria, y el mejor cortometraje fue Graffiti, preseleccionado para el Oscar de Hollywood.
Un monstruo viene a verme, de J. A. Bayona, fue galardonada con el Premio al Cine y Educación en valores, aunque el director se ausentó de la gala en tanto rueda en Hollywood la tercera parte de Jurassic World 2.
Antonio P. Pérez recibió la Medalla de Oro de Egeda por su trayectoria, por una carrera como productor que incluye unas cuarenta cintas entre las cuales se cuenta Solas o La voz dormida, ambas dirigidas por Benito Zambrano.
Por el Teatro de la Maestranza y sus alrededores desfilaron, ante decenas de fotógrafos y reporteros, Paz Vega, José Coronado, Eduardo Noriega, Emma Suárez, Adriana Ugarte y Óscar Jaenada, entre muchos otros.
Tarde para la ira debe clasificar entre los mejores filmes españoles de 2016 en la mayor parte de la entrega de premios. Habla sobre la violencia cotidiana, asumida por una persona común. Con un recorrido como actor, Raúl Arévalo escribió el guion con su amigo David Pulido, psicólogo de profesión. Estuvieron cinco años tratando de levantar la financiación.
Entre los referentes de Tarde para la ira, el director ha mencionado los filmes del francés Jacques Audiard, de los hermanos Dardenne, Mateo Garrone; o el de Carlos Saura. También Terrence Malick, John Boorman y Sam Peckinpah.
Arévalo se propuso hacer una película que vinculara la violencia como un sentimiento inherente al ser humano y que todos podemos entender, incluso la venganza, y así salió una película cruda, catarsis de violencia, aunque también intenta reflexionar y que el espectador comprensa los personajes.
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