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La última actividad oficial antes de su rueda de prensa de despedida el presidente saliente Barack Obama la dedicó al deporte, más exactamente, al deporte nacional de los Estados Unidos, el beisbol.
Recibió en la Casa Blanca al equipo campeón de la llamada Serie Mundial, los Cubs de Chicago, y en su discurso de bienvenida mencionó por su nombre a 14 jugadores de la flamante plantilla ganadora: Kris Bryant, Javier Baez, Dexter Fowler, Addison Russell, Anthony Rizzo, David Ross, Ben Zobrist, Kyle Hendricks, Jon Lester, Jake Arrieta, Kyle Schwarber, Miguel Montero, Carl Edwards y Mike Montgomery.
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Pero no habló de Aroldis Chapman, presente también allí junto al resto de sus compañeros, y con muchos más méritos deportivos que varios de ellos.
A pesar de los días trascurridos, el hecho no ha dejado de ser llamativo para el público cubano que sigue el desempeño de sus jugadores en las Grandes Ligas y menos, por supuesto, para la prensa norteña.
La omisión hecha por Obama de un pitcher cuya labor fue determinante en la corona de los Cubs no pasó inadvertida por los medios norteamericanos.
Hay quienes alegan que el Presidente no le hizo el reconocimiento al caribeño por los antecedentes del lanzador holguinero, no precisamente archivados desde el montículo: Chapman fue suspendido 30 juegos, sin goce de salario, al abrirse la temporada de 2016 cuando se encontraba con los Yankees de Nueva York, por un incidente en el que admitió empujó a su novia, disparó al aire y golpeó la ventana del auto de su mujer en el garaje de su casa.
El cubano, a quien la policía no levantó cargos, se convirtió el primer jugador en ser castigado bajo la nueva política contra la violencia doméstica de las Grandes Ligas.
La labor de Chapman en el campo, por su parte, fue crucial en el camino triunfal del Chicago en cinco juegos de la Serie Mundial, ponchó a 11 en 7 entradas y dos tercios; en su faena con los Cubs salvó 16 juegos en 28 presentaciones de la temporada regular (con promedio de carreras limpias de 1.01) y fue el relevista más usado por el managerJoe Maddon en los playoffs con destaque clave en cinco innings en los juegos dos, tres y cinco.
El presidente Obama tiene su residencia en Chicago, pero es fanático de los Medias Blancas que no se clasificaron a los playoffs, así que luego pasó a alentar a los Cachorros.
Los comentaristas recordaron que no era la primera vez que Obama se desmarca de un deportista con similares “credenciales” durante actividades en la Casa Blanca. En el 2015 cuando la selección nacional femenina de futbol, ganadora del título mundial, visitó la mansión presidencial, el mandatario pasó por alto en el homenaje el nombre de la jugadora más emblemática del equipo, la portera Hope Solo, una omisión que se achacó a los cargos por violencia domestica que había enfrentado el año anterior.
Pero el “Misil cubano” pareció disfrutar como el que más la velada con el Presidente de los Estados Unidos y asi lo hizo saber en las redes sociales.
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