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La muerte este martes de Alberto Luberta, por una enfermedad crónica, trae consigo una incógnita: ¿qué pasarácon Alegrías de Sobremesa, el famoso programa fundado e impulsado por este querido guionista desde hace más de 50 años y que ha sido parte fundamental de la memoria de los cubanos?
Esta preocupación incluso la tuvo Luberta en vida cuando salió a buscar relevos entre los guionistas más jóvenes llegando a tocar las puertas del Centro Promotor del Humor para que este espacio estelar de Radio Progreso se mantuviera al aire.
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Luberta le puso al alma a este programa hasta vencer hasta los contratiempos de la edad y las enfermedades. Él hizo de Alegrías de Sobremesa su razón de ser y trató de imaginar una realidad en la que nunca dejara de existir.
Para buscar un nuevo escritor para el programa se realizaron talleres con guionistas y se buscaron talentos jóvenes en la televisión y la radio cubana. Luberta participó en este arduo proceso y decidió entregarle primeramente las riendas a Ahmed Otero, a quien fue adentrando en la compleja maquinaria de la escritura de libretos para radio.
El propio Luberta lo explicó en una entrevista cuando le preguntaron por qué quería abandonar su quehacer en Alegrías sobremesa.
“No estaba cansado. Pero ese trabajo diario parece fácil y no lo es. Siempre decía medio en serio y medio en broma que cuando muriera nadie iba a ir a mi entierro, porque yo no iba al entierro de nadie. Porque a todo el mundo lo entierran por la mañana yo estaba obligado a hacer los libretos a esa hora. Llevaba 60 años trabajando en la radio, además siempre he sido una gente que defiende a la juventud. Entonces empecé a trabajar con este muchacho, con Ahmed Otero, lo traje a Radio Progreso. Me había presentado unos libretos de Alegrías… que me parecieron buenos pero aún muy verdes, y lo coloqué aquí en otros programas hasta que me dije: "ahora me voy a jubilar y le voy a pasar el programa".
Los miles de seguidores de Luberta tendrán la última palabra cuando continúen escuchando el programa que este guionista cubano colocó en los libros de historia y que sus nuevos escritores tratarán seguramente de estar a la altura del magisterio de Luberta, o al menos de acercarse a su fecunda obra.
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