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A los 93 años murió este jueves en La Habana Mario “Risita” Quintero, el único “sobreviviente” en la isla de los competidores cubanos en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948 y que sobresalió en todos los papeles activos del deporte en este caso del baloncesto: jugador y entrenador de selecciones nacionales y árbitro internacional.
La figura de Quintero estuvo olvidada en las páginas deportivas de Cuba en la última década.
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Según la enciclopedia cubana conocida como Ecured,nació un 10 de enero de 1924, en San Luis, Pinar del Río, y su madre María Rodríguez Padrón fue una veterana de las luchas contra el colonialismo español al igual que su abuelo y otros parientes cercanos.
El padre, descendiente de una de las familias de mayor vinculo a la historia de la medicina en esa provincia de Pinar del Río, además de practicar la farmacología, en determinados momentos incursionó en la política, y fue alcalde del pueblo de San Luis entre 1912 y 1916. Uno de sus cuatro hermanos,Jose Mateo,durante sus estudios superiores mantuvo estrechos vínculos con Antonio Guiteras y fue miembro de la “Joven Cuba”, y alcalde de este pueblo desde 1946 hasta 1950.
Se inició en el baloncesto en el Instituto de La Habana bajo las orientaciones del entrenador Héctor Muñoz. En aquel entonces para el todo era un juego, si marcaba una canasta se reía y si fallaba un pase también. Entonces, un día el entrenador le dijo: “compadre a usted todo le da risa, le voy a tener que poner Risita” y así nació su mote.
En su currículo se incluyen la medalla de plata en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, en 1946 y la de bronce en Ciudad de Guatemala, en 1950, y también estuvo presente en los I Juegos Panamericanos Argentina 1951.
Participó en los Juegos Olímpicos de Londres y en los de Helsinki en 1952.En los Juegos londinenses Cuba ocupó el lugar 13 entre 23 paises e integró el grupo D con dos victorias frente a Irlanda e Irán y derrotas contra México y Francia.En cuartos de final superó a Argentina y perdió con Perú e Irán, un equipo que Quintero integró con Casimiro García, Raúl García, José LLanusa,Miguel Llaneras, Mario Agüero,Alfredo Faget,Federico López, Pedro Otero,Fabio Ruiz y Ramón Wiltz.
Con varios de ellos repitió actuación cuatro años después en Helsinki donde fueron eliminados en segunda ronda.Fue su última faena en el deporte activo como jugador para dedicarse al papel de entrenador y árbitro.
En 1953, se presentó a examen en la Florida, lo aprobó y fue habilitado como árbitro de la Organización Deportiva Americana. Dirigió la selección femenina de baloncesto, con la que ganó dos Juegos Centroamericanos y asistió a los Campeonatos Mundiales de Chile, en 1953y Río de Janeiro en 1957
Comandó el equipo varonil a los III Juegos Panamericanos Chicago 1959.Con vistas a los Juegos regionales de San Juan 1966 organizó lo que se conoció por la Academia de Gigantes. De ahí salieron entre otros, Ruperto Herrera, Miguel Montalvo, Carlos del Pozo, Alejandro Urgellés, Tomás Herrera, Miguelito Calderón y Juan Carlos Domecq.
Con un equipo de jóvenes talentos, muchos de los cuales estarían más tarde en los Juegos Olímpicos de México 1968 y Munich 1972, asistió a esos Juegos Centroamericanos y del Caribe de Puerto Rico.
Dirigió el equipo que participó en los Juegos Mundiales Universitarios en Porto Alegre, Brasil, y obtuvo la medalla de plata con victorias sobre Francia, Checoslovaquia, Perú y Argentina.
Concluida su labor como entrenador optó entonces por el arbitraje. Ya había obtenido la categoría de Árbitro Internacional FIBA desde 1963, y fue el primero de Cuba con esa condición, recuerda Ecured.
Es uno de los pocos árbitros en el mundo con participación en más de mil partidos oficiales, exactamente mil 118. Entre ellos aparecen los de cuatro olimpiadas: México 68, Munich 72, Montreal 76 y Moscú 80; dos Campeonatos Mundiales: Puerto Rico 74 y Brasil 78; tres Juegos Panamericanos: Cali 71, México 75 y San Juan 79 y cuatro Juegos Centroamericanos: Panamá 70, Santo Domingo 74, Medellín 78 y La Habana 82. En 1998 recibió el trofeo Silbato de oro otorgado por la FIBA.
En 2005 se incluyó entre los 50 deportistas aspirantes al Salón de la Fama del Deporte Cubano fundado por periodistas de la isla radicados en Miami.
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