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Irónicamente, la portada más reciente de la revista Vanity Fair México fue dedicada a la Primera Dama de los Estados Unidos, Melania Trump, exmodelo y tercera esposa del magnate inmobiliario juramentado el pasado 20 de enero.
En medio de la tensión política que vive el país centroamericano con su vecino del norte, la publicación mexicana decide mostrar a una Melania extravagante comiendo de un plato lleno de joyas que simula estar enrollando en el tenedor.
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El reportaje, publicado por GQ antes de que se conociera el resultado de las elecciones, presenta a la Primera Dama subrayando su posición de "no entrar en política ni en temas legislativos", porque es su marido y no ella "quien se ocupa de esas cosas".
Al ser interrogada sobre los consejos que le da a Trump dice: "Nadie se entera y nadie se enterará jamás, todo eso queda entre mi marido y yo", recogió el diario El País.
Sobre su relación con Trump, afirma que nadie la controla, que viaja con él cuando puede y que su esposo la "apoya mucho". "Si le digo 'me voy a dar un baño o me van a dar un masaje', él no se opone".
Según destaca la publicación, la exmodelo de origen esloveno no dejó de pronunciarse contra el "bótox y las inyecciones", pues afectan "la cara y para los nervios". "Todo es mío. Envejeceré con dignidad, como mi madre", expresó.
Con la metáfora en el acto de “devorar joyas”, aquello de “no meterse en política” porque es cosa de su marido, y hablar de operaciones estéticas, cualquiera se preguntaría ¿Esto es todo lo que tiene que decir la Primera Dama de un país?
Luego, los más sensatos recordarán que este reportaje realizado en abril para GQ, fue “oportunamente” republicado por uno de los magazines más leídos en México, país resentido –con razón- por los más recientes movimientos político-legislativos del estrenado presidente estadounidense.
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