He escuchado por estos días disímiles opiniones sobre la participación cubana en la Serie del Caribe Culiacán 2017. Desde trillados y para nada creíbles discursos que llevan años aburriéndonos hasta certeras y muy profundas opiniones de peloteros, el manáger Carlos Martí y aficionados.
Decía yo en mi anterior Out en Home, que los alazanes irían cual mambises en pos de hacer una verdadera carga al machete, y, vean ustedes, al menos para iniciar no me equivoqué, y es que es la primera ocasión, tras nuestro regreso a estas citas caribeñas, que debutamos ganando ¡Y de qué forma! Con blanqueada y todo de cuatro carreras por cero.
Varios aspectos sobresalieron pero, para mí, el pitcheo del abridor diestro Lázaro Blanco: 104 lanzamientos, cero carrera permitida, seis hits, tres boletos y seis ponches en seis y un tercio de entradas, resulta el clímax de la labor de Granma en el choque contra los Tigres de Licey, campeones de la liga dominicana.
Más allá de los numeritos, imprescindibles en un deporte como el de las bolas y los strikes, resalta el exquisito trabajo en la zona baja, pitcheando fino en las afueras, con rompimientos que confundían a hombres tan experimentados como Mel Rojas Yunior, Leury García, y Alfredo Marte así como al joven Sergio Alcántara, entre otros, mezclando muy bien un indescifrable zinker con su afilada slider, sacándole lasca a que al principal, Jair Fernández, le encantaba cantar las esquinas .
Exacto Carlos Martí en extraerlo del box en el séptimo cuando tenía dos corredores sobre bases y un solo out. ¿Quién mejor que el zurdo Liván Moinelo para apagar el fuego?, lo que hizo sin mayores contratiempos. Lo que no comparto, amén de que saliera bien, es que el pinareño lanzara el noveno con relevos de tanto nivel como Miguelito Lahera y José Ángel García.
En cuanto a la ofensiva, el hombre proa y centerfield, Roel Santos, se llevó los máximos honores, triple, tubey, dos compañeros traídos para home y una anotada. Fatales los que tienen en la tanda esa responsabilidad pues ni cuarto ni quinto ni sexto bates pudieron siquiera sacar el madero, entiéndase Alfredo Despaigne, William Saavedra y Guillermito Avilés.
Y por supuesto, que la defensa no quedó detrás, signada por un jugadón que protagonizó el jardinero derecho Yoelkis Céspedes, quien no deshonra su apellido y con un poco más de libras, se asemejaría aún más a su hermano Yoennis, pues el chico no sólo las coge todas sino que batea también.
Los alazanes se comportaron como jugaron en casa. No se vieron presionados nunca, vi un equipo de pelota hecho, responsable, ayudado por ese estado de ánimo que proporciona haber ganado hace muy pocos días la Serie Nacional, posibilidad que sus predecesores, Villa Clara, Pinar del Río y Ciego de Ávila, no tuvieron.
Hoy jueves los alazanes descansan para mañana enfrentar al quizás más débil de los representativos, el boricua Criollos de Caguas.
¿Este comentario significa que vamos a ganar? Para nada. Escribo lo que palpé en este partido inicial. Hay que andar mucho aún, pero que se ve un equipo de pelota y no un improvisado equipo de pelota sí. Que noto alegría, solidaridad y que todos respetan a su experimentado mentor, sí. Y eso, amigos, es un paso de avance en lo que pueda ocurrir. Ojalá y los Despaigne y compañía afilen sus sables y produzcan lo que de ellos se espera.
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