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Mientras las Águilas de Mexicali tienen presencia segura en las semifinales del lunes, los Tigres del Licey ya hicieron las maletas para regresar a su país, prematuramente descabezados en la Serie del Caribe 2017.
Vencedor y vencido. Sonrisa de ganador contra desolación de derrotado. A los efectos del torneo beisbolero regional, México y República Dominicana representan desde hace algún tiempo los dos rostros eternos del deporte.
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Los aztecas han festejado solamente nueve veces, pero suman cuatro títulos en las últimas seis ediciones: los Yaquis de Ciudad Obregón triunfaron en 2011 y 2013, los Naranjeros de Hermosillo lo hicieron en 2014, y los Venados de Mazatlán llegaron a la cumbre en 2016.
Tan esplendente es el momento que atraviesan los equipos de la Liga Mexicana del Pacífico, que han conseguido el éxito en nueve salidas consecutivas al diamante, toda vez que los Venados lograron transitar invictos en seis choques y ahora las Águilas ya suman un trío de victorias.
En las antípodas de ese desempeño está Dominicana, por mucho la nación más destacada en la historia de las Series del Caribe. Las novenas representantes de la LIDOM se han impuesto en 19 ocasiones, pero la vigésima corona les viene siendo esquiva desde el año 2010, cuando los Leones del Escogido aventajaron a los Indios de Mayagüez.
Ni siquiera los ilustres Tigres del Licey, decacampeones del evento, pudieron salvar en estos días el orgullo de Quisqueya. Tres fracasos en fila (ante Granma, Mexicali y Caguas) extendieron la racha negativa que iniciaron los Gigantes del Cibao en 2015 (patinazos ante Santurce y Culiacán) y continuó después el Escogido en 2016 al caer frente a Mazatlán, Aragua, el propio Santurce y Ciego de Ávila.
A todas luces, la directiva de la Liga Profesional dominicana deberá tomar (muchas y buenas) cartas en el asunto de cara a la cita de 2018 en Barquisimeto, Venezuela.
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