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Ayer domingo, 5 de febrero, la localidad de Santiago de las Vegas ―en el municipio capitalino de Boyeros― celebró una festividad singular: “el entierro de Pachencho, el muerto vivo de Cuba”.
Medios de prensa de la Isla destacan que desde hace 27 años el “muerto Panchencho” es sacado del Liceo (convertido en improvisada funeraria), rumbo al cementerio de la localidad.
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Por el camino, el singular difunto levanta la cabeza y va saludando a los que asisten a su entierro para darle un último adiós.
En la procesión no falta una desconsolada viuda y hasta un falso sacerdote.
Todo el paseo y ceremonia de entierro transcurren en medio de congas y en un ambiente absolutamente festivo.
Al llegar al cementerio incluso bajan el féretro para darle sepultura al "muerto". Sin embargo, en ese momento al “muerto vivo” le rocían un poco de ron, enseguida saca la lengua, y revive.
Existen varias versiones sobre el origen de esta tradición. Unos afirman que conmemora la fecha de fundación del Centro de Instrucción y Recreo (en 1882), que es la institución cultural y educativa más antigua de la localidad.
Según Álvaro Hernández (presidente del Liceo), quien dice haber participado del “invento”, durante un encuentro en el Liceo se les ocurrió crear una fiesta que mezclara el aniversario de ese centro, los carnavales del pueblo y la anécdota de una popular pieza teatral cubana llamada “El velorio de Pachencho” (1901), que narra el simulacro de la muerte de Pachencho.
Para algunos es una festividad polémica, y otros se refieren despectivamente a ella como una "fiesta de borrachos"; en todo caso, el velorio de Pachencho ya lleva 33 años celebrándose.
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