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El clásico del fútbol cubano estrenará un nuevo nombre a partir de su edición 102, que desde el 19 de febrero dará inicio como Liga Nacional de Fútbol, primera división.
El cambio de nombre pudiera significar un aumento del interés de las autoridades deportivas cubanas para mejorar el depauperado fútbol nacional, que en 2016 tuvo una de las peores caídas de su historia en el ranking mundial, y la peor entre todas las naciones de la FIFA en el año, con un descenso de 86 puestos. Ahora Cuba aparece en el sitio 151 de 205 países.
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También pudiera deberse simplemente al cambio de estructura que sufrirá el clásico doméstico para la próxima contienda, que como se anunció estará dividido en 3 grupos donde se jugará por sistema de todos contra todos.
En la llave A se enfrentarán Granma, Las Tunas, Villa Clara y Sancti Spíritus, que jugarán una primera ronda entre el 19 de febrero y el 1 de marzo, al igual que los miembros del grupo B, Artemisa, Camagüey, Ciego de Ávila y Guantánamo. Esta última provincia y Villa Clara serán las sedes de ambos grupos.
Por su parte, el C jugará entre el 5 y el 15 de marzo en Cienfuegos, equipo que recibirá a La Habana, La Isla y Santiago de Cuba.
Luego, entre el 6 y el 16 abril habrá una segunda ronda y cada grupo entregará dos boletos para la etapa final, que se jugará en partidos de ida y vuelta del 29 de abril a 1 de julio.
Lo más preocupante de la nueva estructura es que se ha confeccionado un programa que obliga a los equipos a jugar a un ritmo agotador de un solo día de descanso entre partido y partido.
La Federación Cubana no ha explicado con claridad cuál es el objetivo de someter a los jugadores a semejante programa de juegos. Solo se esgrimió una vaga justificación relacionada con la situación económica.
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