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Después de arrasar con la mayor parte de los premios que se entregan en Estados Unidos a finales del año pasado y principios de este, y de ser nominado en 13 categorías, el filme musical La La Land (Damien Chazelle) debe ganar, sin remedio, las dos categorías principales, es decir, mejor filme y mejor director.
Entre los actores protagónicos, los favoritos son Ryan Gosling (La La Land) y Casey Affleck (Manchester frente al mar), en ese orden. Puede ganar cualquiera de los dos, pero la balanza quizás se incline por Gosling en tanto ha recorrido una brillante carrera, en muy diversos géneros, y la Academia está ansiosa por premiarlo.
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Quizás, en el afán por demostrar su antirracismo, favorezcan a Denzel Washington, por su estremecedora actuación en Fences. Pero es improbable que ocurra algo así, puesto que Washington ya tiene dos premios, uno en 1989 (Gloria) y otro en 2002 (Día de entrenamiento). Además, si hay que demostrar el antirracismo, siempre queda la posibilidad de premiar a la compañera de reparto de Washington, la extraordinaria Viola Davis, que es ganadora casi segura.
Las actrices principales están presididas, en cuanto a autoridad, por la infaltable Meryl Streep, en su vigésima nominación (Florence Foster Jenkins) y por la francesa Isabelle Huppert (cuyos cuarenta años de brillante carrera jamás impresionaron a Hollywood ni al Oscar). Ni Streep ni Huppert van a ganar, una por demasiado reconocida, y la otra por eternamente ignorada. De modo que seguramente pondrán los ojos en Natalie Portman por Jackie, cuyo triunfo inminente solo puede ser estorbado por Emma Stone y el efecto dominó que tal vez provoque La La Land.
Si el musical romántico consigue alzarse vencedor en los cuatro premios más publicitados y prestigiosos (película, director, actor y actriz protagonista), los académicos intentarán distribuir salomónicamente lo que queda, y quizás sea el momento para premiar los muchos méritos de La llegada (Dennis Villeneuve) y Luz de luna (Barry Jenkins).
La llegada debe ganar como mejor guion adaptado, y quizás en las categorías de fotografía o montaje, porque en cuanto a diseño de producción, de nuevo se alzará imbatible La La Land. Es casi imposible que Moonlight se vaya sin premios, de modo que son fuertes sus posibilidades de ganar en los renglones de mejor interpretación secundaria para Mahershala Ali y Naomi Harries, aunque también pudiera sorprender en el acápite de montaje.
Entre las mejores de habla no inglesa se elegirá, sin lugar a dudas, la favorita a todo lo largo del año, la alemana Toni Erdmann, tan agradable para los norteamericanos que Hollywood ya prepara remake con Jack Nicholson a la cabeza.
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