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Charles Feeney, quien hasta ahora era considerado uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, ha repartido casi toda su fortuna con fines que abarcan desde la salud pública hasta planes de paz.
Atlantic Philanthropies, un grupo de entidades creadas anónimamente por Feeney en 1982 para canalizar sus donaciones, dijo que parte de estas se invirtieron “en la mejora de la salud pública de Cuba y en acciones que contribuyeron a normalizar las relaciones entre la isla y EE.UU. recientemente”.
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Según dijo a BBC Christopher Oechsli, presidente de Atlantic, “ahora le queda apenas una migaja de lo que tuvo. Alquila un apartamento modesto en San Francisco. No tiene propiedades. Tampoco bienes lujosos. Ni siquiera un auto”:
El monto total que Feeney ha cedido a distintas causas suma unos 8.000 millones de dólares. Al preguntársele por qué las donaciones fueron realizadas de forma anónima el irlandés-estadounidense ha respondido: "Porque no tienes que explicar a la gente por qué lo estás haciendo".
El último dinero donado por Atlantic fueron 7 millones de dólares, a finales de 2016, y se destinaron a ayudar a estudiantes de la Universidad Cornell que realizan tareas comunitarias.
Oechsli asegura que Feeney lo único que guardó son "unos pocos millones" (menos de 10) para cubrir los costos de vida y atención médica que él y su esposa, Helga, tendrán hasta morir”.
Según BBC, lo que ha cedido Feeney equivale a un 373.000% de lo que posee actualmente, lo cual lo puso a la cabeza de una lista de donantes generosos entre estadounidenses que integran —o han integrado, como él— el ranking de los 400 más ricos del país.
"Consideré las alternativas que tenía en mi vida y pensé que lo mejor que puedes hacer es tender la mano, buscar a las personas menos afortunadas", dijo Feeney.
Algunas de sus donaciones ayudaron a enfermos de VIH/SIDA a tener acceso a tratamientos antirretrovirales en Sudáfrica, a reformar el sistema de salud pública en Vietnam, o a buscar la paz en Irlanda del Norte, donde Feeney se reunió con paramilitares en los años 90 para pedirles que abandonasen las armas.
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