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El presidente de EEUU, Donald Trump, esperó a primera hora de la mañana para contraatacar con las informaciones que vinculan al fiscal general, Jeff Sessions, con una presunta injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales.
De hecho el actual secretario de Justicia optó por inhibirse de cualquier investigación relativa a los vínculos con Moscú cuando apenas habían pasado 24 horas de la publicación de sus contactos con el embajador ruso, Sergey Kislyak.
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La respuesta mediática del mandatario volvió a llegar a través de su cuenta de Twitter, donde acusó a Barack Obama de haber pinchar sus comunicaciones de la Torre Trump un mes antes de las elecciones.
"¡Qué bajo ha caido el presidente Obama pinchando mis teléfonos durante el sagrado proceso de las elecciones. ¡Esto es Nixon/Watergate. ¡Mal (o enfermo) tío!", escribió el magnate.
Fue la culminación de varios mensajes en la red, aunque en ninguno de ellos ofreció pruebas de sus acusaciones hacia su antecesor en la Casa Blanca.
"¡Es terrible! Me acabo de enterar de que Obama había pinchado las comunicaciones de la Torre Trump justo antes de la victoria. No encontró nada. ¡Esto es McCartismo!", aseguró Trump en su tweet inicial.
El editor de Buzz Feed en el Reino Unido, Matthew Champion, aseguró que estas acusaciones están basadas en las informaciones que sacó a la luz una emisora conservadora. En concreto fue el redactor jefe de Conservative Review, Mark Levin, quien acusó a la administración del afroamericano de haber puesto a la CIA a ejercer labores de espionaje a Trump.
El medio de ideología ultraconservadora Breitbart News, recientemente dirigido por Steve Bannon, principal estratega del presidente de Estados Unidos, se hizo eco de las declaraciones de Levin.
Esta reacción del máximo representante de la administración republicana llega cuando el gobierno estadounidense se enfrenta a una crisis interna, con dimisiones y sospechas de alianza con Rusia para alterar el resultado de los comicios.
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