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Según el diario El País, Arkansas se prepara para ejecutar en tan sólo diez días a ocho presos condenadas "tras 12 años de interrupción de la pena capital" en el estado norteamericano.
La premura en la ejecución estaría dada porque puede caducar "uno de los tres componentes de la inyección letal." A saber: "las últimas existencias de la sustancia, un ansiolítico de efecto rápido, expiran en mayo." Y adquirir nuevas cantidades del ansiolítico parece poco menos que imposible, ya que existe una fuerte reticencia por parte de las industrias fabricantes en suministrar la sustancia para ejecuciones.
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Por otra parte, Asa Hutchinson, gobernador de Arkansas, es un fiel defensor de la pena máxima, al extremo de que el diario español lo califica como alguien que "ha hecho de la pena de muerte una de sus banderas políticas."
Hutchinson ha señalado reiteradamente que "hay que cumplir la ley".
A pesar de que "la ejecución capital ha perdido apoyo" dentro de la población estadounidense, aún es legal en 32 estados del país.
con información de El País.
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