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Poco se conoce en Cuba sobre la situación actual en que se encuentran los 5 voleibolistas cubanos acusados el año pasado de violar a una mujer en Finlandia.
Un reportaje de la Gazzetta dello Sport acaba de informar que los jóvenes deportistas en prisión apenas han recibido la visita del embajador cubano en Finlandia y del Presidente de la Federación de Volley. Nada más.
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"Mi familia tiene que ir a Moscú a verme, vía Skype", comentó el otrora capitán Rolando Cepeda, de 27 años. Los otros cuatro condenados son Osmany Uriarte (21), Luis Sosa (21), Ricardo Calvo (20) y Abraham A. Gavillan (21).
En espera de un nuevo juicio tras haber apelado, todos consideran que "se les ha destruido la vida". En el único juicio efectuado hasta el momento se expuso como prueba un análisis de ADN que los involucraba con la víctima, violada el pasado 2 de julio de 2016.
Dos de los reclusos se encuentran en la prisión de Turku y otros tres en Kylmakoski. Cuatro de ellos enfrentan penas de hasta cinco años, lo que básicamente sepulta sus carreras deportivas.
"Es terrible esto que estamos viviendo", dijo Rolando Cepeda. "Existen muchas circunstancias extrañas (...) El proceso se desarrolló en un ambiente hostil. Quizás porque éramos extranjeros, jugadores, o porque teníamos la piel oscura, o tal vez porque al hablar otro idioma no nos comunicamos bien, pero el juez solo le creyó a ella".
"Destruí mi vida en una noche. Nosotros los cubanos actuamos mucho por instinto, y las cosas fáciles, a veces cuestan caro," expresó arrepentido.
Uriarte, quien dice "haber sido el primero que conoció a la mujer", cuenta que ella le insinuó que le gustaban los deportistas altos y de color. "Nunca pude creer que me arruinaría la carrera".
"Existe un ambiente hostil contra nosotros; nos consideran como lo peor. Debemos bañarnos con agua fría, y fuera de la instalación, así esté haciendo frío. No tengo dinero para llamar por teléfono a mi familia. El embajador no nos da nada. Es una experiencia horrible la falta de libertad."
"Han pasado cosas en la isla; sabemos que murió Fidel. Raúl Castro no nos ha escrito. De lo único que me arrepiento es haber conocido a aquella mujer y haber involucrado a mis compañeros en esa terrible historia," confiesa.
Luis Sosa, por su parte, expresó: "Estamos enterrados, abandonados. Todo fue un montaje escénico. Yo ni siquiera tuve sexo con esa mujer. Esperamos que en la apelación se enfoque el asunto desde otra perspectiva."
Calvo cuenta que "todos los días pide ayuda para sobrevivir", mientras Gavilán relata que ante el juez "estábamos nerviosos, quizás dimos una imagen un tanto exagerada de nosotros," y dice recordar cómo, en el juicio, la víctima se reía de ellos.
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