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Según una nota de AFP, el gobierno de Estados Unidos investiga desde hace varios días algunos reportes de fuentes no reveladas que implicarían al gobierno ruso como cómplice del régimen sirio en el ataque químico perpetrado contra una aldea rebelde hace una semana.
Según AFP, la información fue dada este martes 11 de abril por parte de un funcionario de la Casa Blanca que solicitó el anonimato. Sin embargo, todavía nadie conoce con exactitud quién fue el responsable del bombardeo ejecutado en la provincia occidental de Homs.
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Paralelo a esto, Rusia desmintió desde el viernes pasado las informaciones de la agencia alemana Reuters que implican a Moscú con el bombardeo, y también el supuesto "interés ruso en atacar a los EE.UU".
Mientras, el lanzamiento de los misiles tomahawk contra la base siria de Al Shayrat disparó la popularidad del presidente Donald Trump, al igual que el valor en la bolsa de las empresas dedicadas a la fabricación de armamentos.
El hecho, además, ha servido como cortina de humo para desviar un tanto la atención mediática hacia el Golfo Pérsico. Es innegable también que "un conflicto ruso-estadounidense", aún en papeles, sirve de igual manera para despejar dudas sobre un posible concubinato entre el mandatario estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladimir Putin.
Este martes, el Secretario de Estado Rex Tillerson, le lanzó un ultimatum a Rusia al instarla a "suspender todo apoyo" al presidente sirio, Bachar El Asad. Tillerson dijo que "el Gobierno de Vladímir Putin debía escoger entre aliarse con Washington o con El Asad, Irán y Hezbolá".
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