La conocidísima película cubana es exhibida, en algunos de los canales de la televisión nacional, cada vez que hay una fecha patria, duelo nacional o efemérides políticas e ideológicas. De este modo, cualquier cubano, la ha visto tres, cinco o diez veces. Y a pesar del exceso de repetición, El brigadista permanece en la memoria como una película agradable, humana y hermosa. He aquí diez razones para tratar de explicar su sempiterno éxito.
1. El brigadista provocó llenos totales en el circuito principal de salas habaneras, entre las cuales se contaba el Yara, repleto durante muchos días gracias a la exhibición de uno de los filmes cubanos más populares de todos los tiempos. En el extranjero pasó algo similar: fue uno de los filmes que recaudaron decenas de miles de dólares por su exhibición en numerosos países. El éxito internacional fue impulsado por un premio excepcional, para el cine cubano, en el Festival de Berlín.
2. El director Octavio Cortázar se inspiraba en pasajes de su propia vida, y en las vivencias de muchos cubanos durante la lucha contra la ignorancia que significó la Campaña de Alfabetización en 1961.
3. Entre los mayores aciertos del filme se cuentan su capacidad para humanizar al brigadista alfabetizador y al campesino que lo hospeda, además de entretejer la historia con elementos del cine de acción y aventura, romántico y de superación personal.
4. Y es que El brigadista tiene uno de los mejores guiones de estilo clásico en el cine cubano. Fue coescrito por Cortázar y el narrador y poeta Luis Rogelio Nogueras. Se recuerdan particularmente ciertos momentos dramáticos, realzados por una preciosa partitura de Sergio Vitier.
5. Diez años antes de El brigadista, es decir, en 1967, Cortázar dirigió uno de los mejores documentales cubanos de todos los tiempos: Por primera vez, que elogiaba las virtudes de otra alfabetización, la audiovisual, verificada a través de la exhibición de Tiempos modernos en remotas localidades orientales.
6. Cortázar quiso retomar la emoción presente en el documental Historia de una batalla (1962, Manuel Octavio Gómez) que ya rendía homenaje a la masiva labor de los jóvenes alfabetizadores de un extremo a otro de la Isla. Imágenes del documental clausuran emotivamente El brigadista.
7. El filme se adelantó diez años a Clandestinos (1987, Fernando Pérez) en cuanto a la humanización del héroe, y así el protagonista, el alfabetizador, es miedoso, indisciplinado e imprudente, y por supuesto aprovecha su condición de habanero para enamorar una guajirita.
8. La fotografía bellísima de Pablo Martínez se recrea en la belleza natural de la Ciénaga de Zapata, con fauna y flora en un papel protagónico, y todo ello contribuyó al encanto de la película. Tampoco faltan cacería de puercos jíbaros y cocodrilos.
9. Salvador Wood entrega la mejor actuación de una muy notable carrera, en su irreprochable interpretación de un guajiro analfabeto y rudo, pero solidario y paternal. Hay un puñado de actuaciones secundarias muy memorables a cargo de Mario Balmaseda (que es el malvado, el antiguo mayoral devenido bandido), René de la Cruz y Luis Alberto Ramírez.
10. El hecho de que el joven Patricio Wood (con solo quince años durante el rodaje) sea, en la vida real, hijo de Salvador, le añade al filme un elemento extra cinematográfico de particular cálidez.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: