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La visita del vicepresidente Mike Pence a Corea del Sur no ha contribuido a aliviar la tensión entre Corea del Norte y Estados Unidos sino todo lo contario.
Pence visitó al principal enemigo de Corea del Norte para tratar de acelerar el despliegue del sistema antimisiles THAAD. Durante su visita se dirigió al gobierno de Seúl diciendo: “Estamos con vosotros al cien por cien”.
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En las últimas semanas la retórica y la actitud de los gobiernos de Washington y Pyongyang ha cambiado por completo hasta el punto que China, vecino y socio de Corea del Norte, se prepara para lo peor y ha desplegado sus tropas y sistemas de defensa en la frontera norcoreana.
China, por su parte, niega informaciones que hablan de 15.000 soldados desplegados en la frontera.
Según el analista Salvatore Babones en Al Jazzera: “Si China se está preparando para intervenir en Corea una vez más, preparando para gestionar las consecuencias de una intervención estadounidense, o simplemente jugando sobre seguro, nadie lo sabe”.
“Lo penúltimo que quiere China es una nueva guerra de Corea. Pero lo último es una Corea unida bajo liderazgo surcoreano”, añadió el analista.
El gobierno de Pekin, pese a ser aliado de Corea del Norte, busca la pacificación en la península coreana. Una guerra en Corea supondría una avalancha de refugiados hacia China y el despliegue militar estadounidense y surcoreano en la frontera china.
Así, en la reciente visita de Xi Jinping a Estados Unidos, Trump solicitó al presidente chino la mediación en Corea del Norte.
Por su parte,Robert S. Litwak, director de estudios de seguridad internacional del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, declaró a New York Times que en estos momentos estamos viviendo “una crisis de los misiles a la cubana en cámara lenta”.
Según el experto, a Estados Unidos le preocupa que Corea del Norte sea capaz de reducir el tamaño de sus artefactos nucleares lo suficiente para incluirlos dentro de proyectiles de largo alcance y llegar a Estados Unidos.
El temor se fundamenta en que en marzo de 2016 el régimen norcoreano sugirió en un vídeo que sus misiles nucleares podrían alcanzar territorio estadounidense.
Sin embargo, según algunos expertos, la carrera armamentísitca de Pyongyang no tiene como intención llegar a la guerra, una situación que sería devastadora para su país, sino provocar el temor de los Estados Unidos y la OTAN y evitar así la intervención en el país.
Trump, por su parte, no pretende dejarse intimidar por Corea y ha decidido responder con fuerza a las provocaciones del régimen norcoreano y advetir también a sus principales aliados, como China, de las fatales consecuencias que podría tener no presionar a Corea del Norte para abandonar su carrera nuclear.
No obstante, según informa el New York Times, los consejeros militares y de inteligencia advierten a Trump de que un ataque sería una malísima idea.
Por otro lado, según reveló una reciente investigación del New York Times, desde 2014 Estados Unidos está llevando a cabo un programa de acciones encubiertas, sabotaje y ciberataques contra el programa de misiles norcoreano.
Así el lanzamiento fallido de un misil el pasado sábado alimenta la incógnica sobre la posible intervención en este hecho de los Estados Unidos.
El propio Kim Jong-un ordenó una investigación interna para determinar si se estaban produciendo sabotajes y la asesora de seguridad nacional K. T. McFarland respondió a la pregunta diciendo: “Saben que no podemos hablar de eso”
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