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Entre la orden y la súplica se movió el comisionado nacional Yovani Aragón, en una reunión donde el expelotero se lamentó de lo mal que se está jugando en la IV Serie Nacional de Béisbol, categoría 23 años.
A propósito del receso de 10 días que atraviesa la Serie, que se detuvo para que se realizaran los Juegos Escolares Nacionales (¿por qué tenía que detenerse por ese motivo?), Aragón le pidió a los equipos que aprovecharan este reposo para ejecutar acciones que ayuden a disminuir los errores a la defensa y el descontrol de los lanzadores.
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Resulta sorprendente que Aragón tenga que pedirle a los equipos que jueguen bien a la pelota. Acostumbrados como estamos a que nos digan desde arriba cómo tenemos que hacer las cosas, no deja de resultar absurdo el pedido de Aragón, quien debe saber perfectamente, por haber sido pelotero, que a la pelota no se juega bien porque te lo ordenen de arriba, sino por amor e interés.
Si en Cuba se está jugando mal a la pelota es por falta de amor e interés y eso no va a cambiar porque lo ordene o lo suplique un comisionado.
Tienen que hacerse acciones concretas y efectivas, hay que mejorar las condiciones de los terrenos (la Serie no se está jugando en los principales estadios del país, sino en terrenos de cuarta categoría que parecen potreros), hay que estimular a los peloteros, entregándoles mejores implementos y mostrándoles un futuro promisorio en el béisbol, ya sea como semiprofesionales en Cuba o como profesionales completos en ligas extranjeras. Pero para qué hablar de cosas tan obvias.
El principal síntoma de que se está jugando mal a la pelota son precisamente los errores a la defensa, con un promedio global de 963. Un jugador menor de 23 años suele estar todavía a medio camino de su desarrollo. Puede que todavía no sea un gran bateador o no tenga un brazo fuerte para lanzar, pero si no fildea bien a esa edad lo más probable es que no lo haga bien nunca.
El fildeo es quizás lo primero que se aprende a hacer bien en el béisbol. Con los años vienen el tamaño, el volumen corporal y la técnica que se necesitan para batear y pichear bien.
Si nuestros peloteros promesa no fildean bien a esta altura de su vida, o no tienen talento (con lo cual no vale la pena perder el tiempo con ellos) o simplemente no lo hacen porque no quieren, porque no vale la pena el esfuerzo (lo cual no tiene mucho sentido, porque ellos deben saber que sin esfuerzo no se logra nada).
Lo más probable es que sea esto último, lo más probable es que a sus 20 años ya tengan claro que no vale la pena el esfuerzo. Las súplicas de Aragón no cambiarán eso.
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