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A pocas semanas de conocerse la clasificación de la homosexualidad entre las “perversiones humanas” por la enciclopedia estatal Ecured, nos llega otro ejemplo de los graves prejuicios existentes aún en altas esferas institucionales de la isla cuando se abordan temas de sexualidad y salud.
Esta vez, el hecho cae en la incitación a la discriminación y la autodiscriminación de una campaña lanzada por el Banco Provincial de Sangre de Sancti Spíritus, con el visto bueno del Ministerio de Salud Pública de Cuba.
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Bajo el grotesco eslogan “Autoexclúyete”, la institución conformó una serie de productos comunicativos, como pancartas de gran formato, que solicitan a los interesados en donar sangre que no lo hagan si, entre otras condiciones, “practican el homosexualismo”. Incluso se le añade “el bisexualismo” o la “promiscuidad sexual”.
“Hay conductas y actitudes individuales que las leyes no prohíben, pero que pueden constituir un riesgo de transmisión de enfermedades a quienes la practican. Se recomienda en estas personas autoexcluirse, abstenerse a donar su sangre. Entre ellas están: practicar el homosexualismo, practicar el bisexualismo, practicar la promiscuidad sexual (…) Si estás en algunas de estas situaciones ¡AUTOEXCLÚYETE!”, reza el texto.
Afortunadamente, medios oficiales como el diario local Escambray no han tardado en señalar el hecho. El licenciado en Enfermería Víctor González, subdirector del Banco Provincial, dijo que la campaña le parece una vía para “orientar a la población sobre qué requisitos de salud debe tener para que su sangre sea utilizada. De esa forma cada quien reconoce si reúne las condiciones para donar”.
La publicación reflexiona sobre datos elaborados por la Organización Mundial de la Salud, para la cual una persona promiscua es “aquella que tiene más de dos parejas sexuales en el año”. Por tanto, la etiqueta se ajusta a un sinnúmero de personas, tanto a homosexuales, bisexuales, heterosexuales, transexuales y cuántas segmentaciones existan.
Si la intención es evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual a través de las donaciones, por qué no tener en cuenta que la idea de que los homosexuales y bisexuales son los principales portadores de estos males solo por sus preferencias sexuales es básicamente un mito y que lo cierto es que el fenómeno va estrechamente ligado al poco extendido uso del preservativo.
Sería mejor centrarse entonces en la búsqueda de métodos más efectivos y tecnología más avanzada para el análisis de las muestras de sangre y dejar de lado el lenguaje y actitudes discriminatorias hacia los donantes (potenciales y reales), que de por sí realizan un acto admirable sea cual sea su condición sexual.
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