Según un reporte del New York Times, la sorpresiva destitución de James Comey, director del FBI, se produjo días después de que Comey solicitara más fondos para llevar a cabo su investigación sobre la posible interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.
Varias fuentes aseguran que James Comey había solicitado una significativa ampliación de recursos ecómicos y personales para investigar sobre la posible influencia del gobierno ruso en los resultados electorales estadounidenses.
El responsable del FBI dirigió su petición al viceministro de Justicia, Rod Rosenstein, y es precisamente un memorando firmado por Rosenstein el que ha sustentado el despido del director del FBI.
Rosenstein escribió al Fiscal General Jeff Sessions instando al despido de Comey alegando que éste realizó unas declaraciones el pasado mes de julio diciendo que no recomendaba procesar a Hillary Clinton por usar un servidor de correo electrónico privado mientras dirigía el Departamento de Estado.
El viceministro de Justicia alegó también que Comey escribió una carta en octubre diciendo que habían encontrado nuevos correos de Clinton y que habían decidido abrir la investigación.
Sin embargo, miembros del Congreso, entre ellos algunos republicanos, cuestionan la relevancia de estos argumentos ya que consideran que estos hechos se produjeron hace demasiado tiempo como para sostener la reciente destitución.
No obstante, el pasado mes de marzo Comey realizó algunas declaraciones que sí podrían haber propiciado su despido. James aseguró que el FBI estaba investigando la posible responsabilidad de socios cercanos de Trump en la interferencia rusa en las elecciones.
James Comey también señaló hace pocas semanas que se sentía “ligeramente nauseabundo" al considerar que la decisión del FBI de investigar a Clinton pudo influir en la victoria electoral de Trump.
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