Cantante, compositor, arreglista y productor de ADN, Alain Pérez nos entrega en esta, su quinta producción discográfica, segunda en solitario, un álbum de autor, concebido para expresar influencias personales y coordenadas estéticas, amén del homenaje implícito a Benny Moré, Miguelito Cuní, Juan Formell, Celia Cruz o Issac Delgado, y dedicados a expresar en letra y música una idiosincrasia cubana distanciada por igual de elitismos sofisticados y descomposturas chocantes.
A partir de tales referentes, Alain Pérez se mantiene fiel a un cierto estándar de elegancia y calidad en las letras y arreglos de ADN (nominado con razón al Cubadisco 2017 en la categoría de música bailable) continuador de una formidable heredad en los terrenos del son y la salsa. Y ese regusto a pasado glorioso, a veteranía fundadora y reciclada, le otorga al disco un sello de evidente distinción en un panorama musical dominado por la llamada música urbana o fusión, el reguetón o la bachata.
Porque actualmente, en Cuba, está de moda cualquier cosa menos la música popular bailable, y son precisamente estas quintaesencias sonoras las que Alain Pérez recrea con evidente deleite nacionalista y visión de presente y futuro. Así, ADN tampoco se niega a asimilar lo último, lo más postmoderno y hedonista, como se percibe en Con corbata y sin cabeza, con la muy cumplida y notoria participación de El Micha, la muy salsera y Antonio Rodríguez, exaltada por la sorprendente participación de Rubén Blades, en una suerte de reciclaje de Pedro Navajas; o la más ancestral, panteísta, y tendiente al guaguancó Lloraré, a dúo con la inmarcesible Omara Portuondo, y con la participación en coros e instrumentos del grupo Osain del Monte.
El tiempo que estuvo viviendo y trabajando fuera de Cuba quizás le han permitido al artista filtrar y sedimentar su preferencia por la música popular bailable cubana, y ADN viene a ser demostración de la eterna capacidad del son y sus variaciones (principalmente la timba y la salsa, a lo Van Van, Irakere o en diversas naciones caribeñas) para continuar expresando ciertas maneras de ser y de pensar, tal y como las retrata mediante el dulzón optimismo del tumbao en De flor en flor (con las sensacionales intervenciones, en el laúd de Barbarito Torres, y en la trompeta, del Guajiro Mirabal); o el doble sentido de juguetón y comedido erotismo en Peligroso ladrón.
En la época del remake, el reciclaje, la cita y el homenaje, Alain Pérez coloca en el altar de los ancestros la mejor tradición de la música popular bailable, ahora con textos elegantes y hasta ocasionalmente poéticos, pero presenta un disco con once temas inéditos, y una sola versión, la sensacional Bemba colorá, que consigue conferirle el toque final a un álbum entretejido con fibras de palma, pulpa de mamey y aroma de café. ADN es Alain Pérez al cien por ciento: agradecido y sonero, profesional y creativo, alguien que si no existiera ahora mismo, haciendo música, habría que inventarlo, porque nos faltaría algo decididamente importante.
ADN fue grabado en los Estudios Abdala y masterizado en Merlín Producciones, Colombia y tendrá sus conciertos de presentación los días 18 y 25 de este mes en el teatro Mella y el Salón Rosado de La Tropical, respectivamente.
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