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Tal pareciera como si los Pierre, Pacheco, Meriño, Kindelán regresaran con nuevos portes a batear en un increíblemente repleto “Guillermón”, que contó con la bulla tan entrañable de la conga santiaguera.
¿Regresa la “Aplanadora”?, se preguntan muchos. Yo, que respeto muchísimo a aquella hornada de excelentes bateadores, me inclinaría a decir que sí.
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Por segundo año consecutivo Santiago de Cuba, nuevamente comandado por Heriberto Rosales, se mete en el bolsillo el título de campeón nacional categoría sub 23.
Además, lo hizo de forma aplastante ante el elenco de mejor pitcheo de la lid, Villa Clara. Primero fue por nocaut, 15 carreras por 1.
El segundo y decisivo encuentro fue más peleado por los naranjas de Ariel Pestano, 12-7, pero el hecho es cierto: ¡en estas avispas se avizora una nueva aplanadora indómita!
No es solo el hijo de su padre, Lionard Kindelán, con su liderazgo en jonrones (13) e impulsadas (54). También son, como sucedía antaño, unos cuantos más. Por ejemplo el mismo Oscar Luis Colás, llamado a jugar en la liga japonesa; Yoelquis Guibert, quien estuvo luchando hasta el último minuto por hacer el CUBA a la serie Can Am; Sergio Barthelemy, Dasiel Sevila, Luis Veranes, Ricardo Ramos o Yery Martínez, entre otros.
En total, la joven aplanadora picó 27 veces en la final a la tropa de Ariel Pestano. Y aunque lo relevante en la escuadra indómita es su bateo, también el pitcheo respondió. Sin su estrella jugando en Japón, Ulfrido García, los Digney Arévalo, Florencio Maletá y Carlos Fonst lo hicieron bien.
De esta forma Santiago se convierte en el primer equipo que gana dos títulos en estas jóvenes ediciones de la pelota cubana en el sub 23. Con anterioridad se habían coronado Artemisa y La Habana, que causó una de las mayores decepciones del campeonato al ubicarse entre los últimos de la tabla de posiciones.
Villa Clara, Matanzas y Holguín concluyeron, por ese orden, el Campeonato Sub 23 de Béisbol que, aún con muchos problemas, va resultando un buen medidor para las jóvenes figuras son el futuro de la pelota cubana.
Hay que ser justos, se ha pasado de un primer intento con una sola sede y muy pocos juegos en el calendario, a la estructura actual de 40, que se prevé aumente a 45 la próxima edición, y una mayor calidad.
¿Que hay que exigir para que todo sea mejor?, pues sí.
Esas bases arrancadas por los corredores cuando se deslizan, esos desniveles en los terrenos, eso de jugar sin colchones en los jardines, como en el estado “Changa” Mederos; o utilizar dos tipos diferentes de pelota en un mismo desafío. ¡No! Eso es inadmisible, pero eso no quita que se haya mejorado.
Lo mejor es que ¡se ha jugado pelota!, con errores, desboles y boletos en exceso, pero se juega pelota. Eso y la política de contratación deben dar buenos dividendos para un pasatiempo nacional que se nos había ido de las manos.
¡Felicidades para Santiago! Y qué bien que una nueva aplanadora pudiera llegar a las Series Nacionales, aunque no es lo mismo la sub 23 que los mayores, no es lo mismo con guitarra que con violín.
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