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Algo tan sencillo como traer a casa o regalar a un amigo una artesanía con el nombre de la ciudad de Santiago de Cuba, deja de ser un sueño con una nueva tienda que, a pocos meses de abrir sus puertas –en febrero de 2017–, continúa siendo noticia en la urbe, en especial por sus propuestas que, estéticamente hablando, escapan de los tradicionales productos manuales que se comercializan en la antigua villa colonial.
Cuando Patricio Frómeta, padre de una familia de artesanos radicados en La Habana, decidió inaugurar en la Capital del Caribe un local para mostrar las maravillas que salían de sus manos y de las de sus hijos –pertenecientes todos a la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas–, no pocos lo tildaron de loco. De eso no caben dudas.
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¡Imagínese usted!, normalmente muchos salen de Santiago de Cuba –y de otras provincias– buscando oportunidades de trabajo y un futuro mejor en La Habana, y este hombre quería hacer el recorrido en sentido inverso. Sin dudas, visionario o loco, pero detrás de esa decisión hay una historia y razones interesantes cuando menos.
“Nos proponemos vender un producto personalizado en Santiago de Cuba, ese es el detalle”, asegura Frómeta, que por momentos parece ser un hijo rellollo de esta tierra y no un residente de la maravillosa capital de todos los cubanos, a la par que explica que “me molesta, por ejemplo, que en una de las tiendas bajo la Catedral se vendan unos retratos del Cristo de La Habana. Eso no lo veo adecuado. En otra ocasión fui a una oficina de Turismo y había una gigantografía de Viñales. Nosotros queremos que los productos lleven el nombre de «Santiago de Cuba», algo bien personalizado, una manera de que la tienda esté comprometida con la ciudad”.
Si poco se habló de la mencionada tienda «Cinco Siglos», que se ubica en la calle Heredia, entre San Félix y Carnicería, durante la remodelación del local que hoy ocupa, su inauguración sí fue bien mediática, entre otras razones, porque se trataba de la primera de su tipo, fuera de La Habana, de productos artesanales de la familia Frómeta, artistas de renombre pues han colocado sus manufacturas en todo el país a través de la red de establecimientos del Fondo Cubano de Bienes Culturales.
“La familia, en general, trabajamos distintas técnicas dentro de la artesanía. Llevamos muchos años comercializando nuestras producciones a través de la filial santiaguera del Fondo de Bienes Culturales. Al entrar en funcionamiento este sistema de arrendamiento de espacios, el Fondo nos ofreció la posibilidad, junto a otros artesanos, de arrendar este local. Lo hicimos sin pensarlo porque hemos tenido una favorable respuesta de ventas a través del funcionamiento normal de esa institución en la urbe, y fue por eso k aceptamos el reto de estar aquí, con un espacio propio para explotarlo con nuestras artesanías”.
La marca «Solaris», bajo la cual se producen y comercializan las artesanías de la familia Frómeta, también está presente en el Palacio de la Artesanía, en La Habana, en una tienda similar a «Cinco Siglos», y continúan insertando sus productos en la red de tiendas del Fondo Cubano de Bienes Culturales, en todo el país. En Santiago de Cuba, tienen en proyecto colocar nuevas producciones, algunas de ellas dirigidas al sector masculino, que en la actualidad ocupa en menor por ciento las ofertas de este sitio en la llamada «tierra caliente».
“Hasta el momento ha sido muy buena la acogida de «Cinco Siglos». Muchas personas me han dicho esta expresión «necesitábamos una tienda así en Santiago de Cuba», y solo eso, ya es para mí reconfortante, aunque no compren nada. Tengo clientes que han venido ya muchas veces y siempre compran algo, eso también es muy grato. Hay otros que manifiestan su deseo de comprar algo, pero no tienen el dinero, pero al menos el que quieran hacerlo, me satisface. Esos intercambios con las personas, son importantes, pues así sabemos que se vende y qué no se vende”.
En «Cinco Siglos» sobresalen los productos con una gran terminación, las artesanías esas que hacen que el cliente se acerque esperando encontrar los detalles de la chapucería pero que resultan a veces imposibles de hallar, o esperan descubrir las etiquetas porque no parecen nacer de las manos de artesanos. Ese es el mayor secreto de Frómeta y su familiares y amigos, que le ha garantizado hasta ahora interesados, nacionales y extranjeros, y sobre todo, mucho prestigio.
“Queremos ofrecer nuestra producción con un sello propio: el de nuestra familia. Nosotros somos muy unidos, por ejemplo, uno de mis hijos es el que tiene todas las herramientas para hacer bisutería, pero cuando hay un pedido grande todos nos ponemos en función del mismo y hasta buscamos ayuda. Así que somos una familia de artesanos, pero no estamos divididos uno para una cosa y otro para otras. Mi esposa y yo tenemos cinco hijos y todos estamos en el negocio de las artesanías.”
Prendas de vestir, zapatos, bisuterías, sombreros y pamelas, bolsos confeccionados con diversos materiales, serigrafías en diferentes soportes, entre otras piezas, son las que se comercializan en «Cinco Siglos».
Si bien la calle Heredia, otrora bendecida por una intensa vida cultural y afluencia de turistas, hoy se ve menguada la circulación de estos últimos, esto es algo que parece no preocupar a Frómeta: “yo quisiera que a la tienda vinieran muchos turistas, pero la proyección de ella no es esa, pues está diseñada para los nacionales.
"Hasta ahora, en los pocos meses que llevamos aquí, los más agradecidos son los santiagueros que nos dicen «qué bueno, me alegro que estén aquí». Yo siempre digo que es una tienda de artesanías, aunque la cantidad de artículos que hay ya casi es un bazar, pero no quiero que sea algo atiborrado de mercancías, pero necesito tener una variedad de ofertas, porque si tuviera solamente sombreros, por ejemplo, cuando no vendiera ninguno, no vendería nada, entonces necesito tener otras cosas, hay una fuerte apreciación por los textiles por parte de los nacionales, de las ropas y sombreros, pero también tenemos papier maché que son muy apreciados por los extranjeros, ellos también gustan de los carritos de latas recicladas, entonces también logramos un balance. Necesitamos la variedad de productos para hacer que la tienda sea rentable”.
Si algo destaca en «Cinco Siglos» es el buen gusto detrás de quienes tuvieron la feliz idea de llevar esta tienda a la ciudad de Santiago de Cuba. En una tierra donde los colores estridentes cada día ganan espacio, ver una propuesta que estéticamente resulta más que agradable, es siempre bienvenida, pues aquí desde los cristales en puertas y ventanas –poco habitual en la calle Heredia–, pasando por los colores de pisos, paredes y techos, hasta el trato, la atención y los productos que venden, desentonan y a la vez seducen.
Casi tres años le tomó a la familia crear esta tienda en la ciudad de Santiago de Cuba, tiempo de desespero y angustia por la demora pero que le permitió, casi eufemísticamente hablando, –y según sus propias palabras– “insertarse en el ánimo y ambiente de los vecinos de la calle Heredia”. Y yo diría que le permitió insertarse en las dinámicas de una ciudad que aún ve con recelo el quehacer del sector privado.
La propia sostenibilidad y existencia de «Cinco Siglos», en la llamada Capital del Caribe, es evidencia de la necesidad que tienen las personas que habitan estos apartados lares de propuestas de altos valores estéticos que escapen al gusto “por los colores estridentes, la ropa «apretá» y la brilladera”, como dicen algunos cuando se refieren al santiaguero y la santiaguera.
Es, además, una interesante evidencia de que quizás la “tierra caliente”, igual que otras provincias de Cuba que escapan del calificativo de ser los principales destinos turísticos de sol y playa, pueden ser tierra virgen de algunas fórmulas de negocios privados en el país, más allá de un Viñales, la Atenas de Cuba y una capital saturados con ofertas similares.
La obra de la Familia Frómeta se caracteriza por ser una expresión de identidad y cubanía, un arte portador de originalidad y belleza. Ellos radican en La Habana y está formada por Euplio Patricio Frómeta Lambert y su esposa Elsa M. Court Hernández, y los hijos de ambos Patricio, Abdías, Otoniel, Josué y Anaelsa, todos miembros de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), quienes han logrado llevar su trabajo manual a diferentes regiones del país. Frómeta Lambert es fundador de la sección de papier maché de la ACAA y recibió en 2000 el Premio al Oficio Artesano, en la 10ma. Muestra Iberoamericana, en España, y el Premio MANOS, de la ACAA, en 2009.
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