Esta semana, días después de que Donald Trump anunciara un endurecimiento en la política de EE.UU. hacia Cuba, apareció en una pared de una transitada calle de La Habana Vieja el grafiti de un encapuchado que sostiene la cabeza decapitada del presidente estadounidense.
El dibujo, firmado con el seudónimo "2+2=5", puede verse en la esquina de las calles Muralla y Bernaza, a pocos metros del Capitolio cubano y en una zona muy visitada por turistas y locales. Según dijo a Efe Robert, un joven habanero, muchos consideran "polémico" el grafiti por el fuerte mensaje de violencia que transmite.
Robert confesó que siente curiosidad sobre el significado de la pintada, que muestra a un encapuchado de raza negra sosteniendo la cabeza de Trump, reconocible por su característico peinado y su expresión, y de cuyo cuello cercenado sobresale un hueso con sangre.
Sobre el encapuchado aparece un pensamiento en forma de globo con lo que parece ser un huevo frito en su interior, y un signo de interrogación.
Mientras, sobre la cabeza de Trump el autor ha plasmado esa misma ilustración, pero el huevo frito está tachado por una línea en diagonal, un icono universal empleado para transmitir la idea de prohibición.
El grafiti también recuerda a la polémica fotografía de la humorista estadounidense Kathy Griffin, en la que aparecía sujetando una cabeza falsa de Trump, simulando una decapitación, y que suscitó fuertes críticas tras su publicación.
Robert, que regenta una tienda de artículos religiosos frente a la pared en la que apareció el dibujo, aseguró a Efe que no vio al artista responsable de la pintura, que ha "atraído la atención de todo el que pasa".
El pasado 16 de junio Trump firmó en Miami una orden ejecutiva para limitar los viajes individuales de estadounidenses a Cuba y vetar los negocios con empresas controladas por las Fuerzas Armadas Cubanas, además de condicionar el diálogo bilateral a "pasos concretos" como la celebración de elecciones libres en la isla, entre otros.
A pesar de que este giro en el "deshielo" bilateral puede afectar a la normalización entre los dos países -que restablecieron vínculos diplomáticos en julio de 2015-, el mensaje del grafiti "está un poco fuerte" por la violencia que trasmite, insiste Odania, de visita en la Habana desde Santiago de Cuba (este).
"Nosotros hallamos la actitud de Trump un poco agresiva, pero debemos llegar a una comprensión entre Estado y Estado, para ver si hay una mejor comunicación", dijo.
Iván de la Flor, un conductor de bicitaxis en La Habana Vieja, opinó que la pintada sirve para "reflexionar" porque "cada cual puede hacer su lectura".
"Ahí nunca había habido un grafiti y a la gente le llama mucho la atención, porque estamos viviendo la época de la nueva Administración del presidente de EE.UU. y su apoyo al 'bloqueo' (embargo) a Cuba", explica.
Coincide en que es "violento, porque nadie le debe arrancar la cabeza a nadie", aunque reconoce que la decisión de Trump de limitar la llegada de estadounidenses a la isla "afecta a la economía, al Gobierno, al pueblo" porque "todo el que tiene que trabajar directamente con el turismo se ve afectado".
"(El expresidente Barack) Obama flexibilizó los viajes, y el pueblo de Cuba tenía una esperanza de que el 'bloqueo' se quitara. He hablado con muchos turistas americanos (...) Incluso llegué a hablar con una senadora que vino de visita y me aseguró que el 'bloqueo' lo iban a quitar. Todavía lo estoy esperando", agregó.
"2+2=5" es una expresión usada en la novela distópica "1984" de George Orwell, para criticar los dogmas falsos y el autoritarismo del "Gran Hermano".
Varios grafiti con esa firma pueden verse en La Habana, en convivencia con los profusos carteles con mensajes afines a la Revolución y donde una pintada con un mensaje opositor al Gobierno puede llevar a la cárcel a su autor, como fue el caso de Danilo Maldonado, conocido como "El Sexto".
"El Sexto" fue liberado en enero pasado de una prisión de máxima seguridad en las afueras de La Habana, donde fue encerrado días después de su detención la noche de la muerte del expresidente cubano Fidel Castro, el 25 de noviembre de 2016, por pintar "Se fue" en las fachadas de edificios del centro de la capital cubana.
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