El editor, director y profesor cubano Ricardo Acosta no olvidará jamás este miércoles 28 de junio, cuando recibió la que posiblemente sea la más grande satisfacción y alegría profesional en su vida, al recibir de Cheryl Boone Isaacs, Presidenta de AMPAS (Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, encargada de nominar y premiar los codiciados Premios Oscar) la invitación para ser miembro activo de la misma.
En una humilde y muy emotiva nota a sus amigos, el propio Ricardo nos hizo partícipes de tan buena nueva, en la que decía:
“Para celebrar esta maravillosa invitación de ser miembro de la Academia necesito muchas horas de gratitud y agradecimientos. Gracias a todas esas personas maravillosas que han contribuido a este momento. ¡Mucho amor!”
Ya en la tarde todos los medios de prensa de Estados Unidos y los más importantes dedicados al cine en Hollywood (Hollywood Reporter, Entertainment Weekly, Deadline, Variety) así como el propio Portal de la Academia daban a conocer la lista de invitados para la nueva Promoción del 2017 (Class 2017).
En el comunicado emitido por AMPAS a nombre de su Presidenta se dice:
“Estamos muy orgullosos de invitar a nuestra nueva promoción a la Academia. La comunidad de las artes cinematográficas la hacemos nosotros. Está en nuestras manos asegurar que se vean y oigan nuevas caras y nuevas voces, y así ayudar a esta próxima generación de la misma manera en que alguien nos ayudó a cada uno de nosotros.”
Las invitaciones para la nueva Promoción 2017 han sido enviadas a 774 nuevos miembros de 57 países. Desde el 2015 al 2017 ha habido un incremento del 359% en mujeres y un 331% en miembros no blancos (People of color o POC) invitados a formar parte de la Academia.
El año pasado, la Promoción 2016 fue la más grande en toda la historia de la AMPAS (283 nuevos miembros internacionales de 59 países, entre ellos Cuba con la invitación enviada al actor Jorge Perugorría) y se produjo tras las críticas recibidas en 2015 sobre la falta de diversidad en los miembros de la misma, motivadas porque los 20 nominados a la edición 88 de los Premios Oscar en las principales categorías eran blancos, lo que provocó llamados a boicotear el evento y una ira en redes sociales que cristalizó en el hashtag #Oscarsowhite.
También, a partir del 2016, el derecho a voto para los nuevos miembros será de solo 10 años, y se renovará únicamente si han estado activos en películas durante ese tiempo.
Desde hoy miércoles 28 de junio y seguros de la aceptación de su parte, Ricardo Acosta se convierte en otro cubano más que forma parte del selecto de grupo de cineastas internacionales que han recibido el honor de ser invitados a ser miembro de la Academia de Cine de Hollywood. El pertenece desde hoy a la rama de Documentalistas.
Que sepamos (vea nuestro artículo “Cubanos en los Oscar”, que ya debe ser actualizado) han sido miembros de la AMPAS los cubanos María Conchita Alonso y Jorge Perugorría.
Aunque según los requerimientos de la AMPAS: “Academy Award nominees are automatically considered for membership”, es decir, todos aquellos que hayan sido nominados alguna vez son considerados para su membresía sin necesidad de aval de ningún miembro activo, no tenemos confirmación de que el músico Ernesto Lecuona, el actor Andy García, el director de fotografía Néstor Almendros, o los directores Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, todos nominados a los Premios Oscar, hayan sido invitados a ser miembros activos.
Semblanza de Ricardo Acosta
Este editor cubano comenzó muy en serio sus andanzas en los delirios de su amada profesión al ingresar al ICAIC en un curso para asistentes de edición que impartía el decano de los editores cubanos (recientemente homenajeado por la AMPAS) Nelson Rodríguez.
Ricardo Acosta fue un incansable activista y promotor cultural dentro de la Sección de Cine de la Asociación Hermanos Saíz a finales de los 80 y principios de los 90, y su trabajo en el Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos (ICAIC) le sirvió para adquirir el respeto de sus colegas de profesión y conocer a quien se destaca como su mejor maestra en el oficio, la destacada editora de cine (“Fresa y Chocolate”, entre otros títulos) Miriam Talavera.
En una semblanza muy bella que le dedicara hace unos años, Ricardo dijo:
“Hoy amanecí contento con lo que había hecho ayer, me refiero a una secuencia que edité en el film MARMATO, en el cual me encuentro trabajando. Después de mucho mirar, pensar y repasar dos horas de material, me tocó a la puerta de mi “pánico creativo” una bella y poderosa epifanía que me dio la luz y la herramienta para poder contar el cuento”.
”Y pensé en Miriam Talavera, mi primera maestra de Montaje. A ella le debo los códigos fundamentales de mi proceso creativo como Editor y Cineasta. La Flaca, como algunos le solemos decir, me enseñó que editar no es pegar un plano, todo lo contrario, es encontrar la razón de ser de un plano en el engranaje de la historia que queremos contar.”
“Miriam también me enseñó que toda narrativa documental, por muy cerebral que pueda parecer, tiene como todo cuerpo vivo, una corriente subterránea que la hace convincente y es lo que suelo llamar: “narrativa emocional”.
“Miriam, mi Maestra, fue también la que me ofreció a mí y a otros jóvenes editores del ICAIC, nuestro primer “bautismo de fuego” como editor. Siempre habrá para mí un antes y un después de la experiencia de haber editado “Como Una Sola Voz”, documental dirigido por La Flaca, La Maestra y La Cineasta Miriam Talavera.”
“Para tí, mi gratitud y mi beso.”
En 1993 decide emigrar y radicarse en Canadá, país que le acogió como un hijo y, definitivamente, le hizo crecer como ser humano y cineasta.
Este redactor, que ya le admiraba y conocía por su labor y su obra, tuvo la dicha de encontrar a Ricardo Acosta en Canadá en 1996 durante –lo cito con profunda humildad- mi primer bautismo de fuego como editor de un largometraje de ficción: “Zafiros, locura azul”. La acogida como un hermano y sus enseñanzas son imborrables y bien él lo sabe.
Desde entonces nos une una bella amistad basada en el respeto y la admiración mutuos. A estas alturas de la vida, le debo a Ricardo su ayuda desinteresada y sus recomendaciones como editor en el difícil mundo del alto cine en Estados Unidos. Si quisiera definirlo en una sola palabra, solo me viene a la mente la de “caballero”, no por los matices aristocráticos que pudiera encerrar, sino por todo lo grandioso, cortés, gentil y ético que encierra esa definición.
En su devenir como editor y director de documentales en estos últimos 25 años, Ricardo ha sido merecedor de innumerables reconocimientos, entre ellos un Emmy, y varias nominaciones a los Premios Genie, Gemini, CCE y CS.
Por muchos años ha sido colaborador del Sundance Institute (como profesor y consejero) para los Laboratorios de Edición y Creación de Documentales y el de Diseño Sonoro y Composición.
Muchas de sus obras editadas han sido nominadas y ganadoras en importantes Festivales internacionales, incluyendo “Sembene” (2015) y “Marmato” (2014) que son las que apuntalan su nominación a miembro de la Academia, además de “Herman’s House” (2012), “Tiger Spirit” (2008), “Runaway Groom” (2005), “The Take” (2004), “Shooting Indians, A Journey With Jeffrey Thomas” (1997), entre otras.
De sus amigos para Ricardo
Algunos amigos han querido compartir con nosotros su alegría y regalarle a su colega estas palabras de felicitación:
De Camilo Hernández:
“La antepenúltima vez que vi a Ricardo Acosta fue en Toronto, Canadá. Él apenas se estaba instalando en la ciudad y yo había llegado “a explorar”. Terminaban los años 80 y en nuestro país, Cuba, todo era derrumbe. Yo no estaba preparado para “irme”. Para él ya era tan natural como la respiración.
La penúltima vez, veinte y tantos años más tarde, fue en Los Ángeles; donde él presentaba su más reciente trabajo como editor, “Sembene”, un largometraje documental sobre el febril cineasta senegalés Ousmane Sembene.
Mi mayor alegría, -más allá de los aplausos y la atención que, eventualmente, lo trajeron a ser invitado hoy por la A.M.P.A.S. para integrar su exigente listado de miembros- fue confirmar que todas las piezas de lo que era como hombre y como artista en los 80 habían encajado a la perfección.
Ricardo es un cubano que nunca creyó que el mundo entero fuera su aldea, y salió a buscar su aldea en el mundo. Que puede ser hoy un pueblito inerme que se enfrenta a una poderosa transnacional; y mañana un terco artista que entiende que en el hiperrealismo de una mutilación genital está la denuncia que salvará a miles.
Sus trillos pueden dejarte sin aire, pero a la vez son dolorosamente hermosos. No bastan las pericias técnicas para narrarlos. Sólo quien ha trascendido todas sus “condiciones preexistentes” está capacitado.
Ricardo es uno de esos pocos.
Y la Academia se ha dado cuenta.”
De Juan Carlos Cremata:
“Si Ricardo Acosta entra en la Academia de los Oscar, aquello sí que se va a poner bueno. Ay, mi madre, en vez de “se formó la gozadera”, ¿se empezará a cantar “se formó la acostadera”?.
Me alegra sobremanera que un amigo tan dilecto, valiente, sagaz, culto, “apreparado” y “entendido”, salido del seno de la masa campesina, logre ese escalafón tan alto en la cola de los juguetes. ¡Ojalá que con eso te venga un aumento de salario, mi hermano! ¡O una casa en la playa. En Malibú! ¡Qué emoción! ¡Si te viera Celeste Mendoza!
¿Ya sabes cómo vas a ir vestido? ¿Y a quién le vas a dedicar el premio?
¡Cuidado al subir la escalera! ¡Esoooooo! ¡Imponente!”
De Jorge Dalton:
“La elección de nuestro colega, amigo, editor y cineasta cubano Ricardo Acosta como un nuevo miembro de la Academia de Hollywood es para todos nosotros “una fiesta innombrable”.
Es un cubano mas y un latinoamericano mas con gran trayectoria que nos representa en tan prestigiosa institución, lo cual nos llena de un gran orgullo.”
Compartimos como homenaje, además, esta entrevista realizada a Ricardo Acosta en 2012 por nuestra querida Wendy Guerra, y publicada en su sección “Habáname” del diario español “El Mundo”:
Dirigir y editar tu propia vida
El Mundo, 2 de febrero de 2012
Por Wendy Guerra
Hay una sola persona en este mundo que me hace bajarme de los aviones, trocar los cronogramas, aplazar mi vida hasta entender el arte del reencuentro. Hay un solo sentimiento que nos reúne: el amor, él nos guía hasta reunirnos y mirarnos en la vida de los amigos.
Este hombre, como en un puzle, completa el panorama de lo vivido en estos años y me ha iniciado en su obsesión, la necesidad de narrar a pesar de todos los impedimentos, la distancia o la censura. Así, desertando de aviones, ignorando órdenes y amenazas voy recuperando lo desconocido.
Hace varios otoños me dejé ir como hilo de media, y a la plácida deriva de una sorpresa, reencontré (por suerte y gracias a Marcos Antonio Abad) a Ricardo Acosta, la única persona que, con su inagotable capacidad de reinvención, entra y sale ileso de mil mundos.
Ricardo Acosta (donde quiera que vaya) es y será director y editor de cine. Lo era ya desde que salió de Cuba y yo apenas terminaba mis estudios en el Pre universitario.
Aquí en La Habana dejó hechos los siguientes trabajos que forman parte del archivo de nuestro cine:
- “A mis cuatro abuelos”, dirigida por Aarón Yelín
- “Tres mujeres del Caribe”, dirigida por Mirian Talavera
- “Ritual, todos los Rituales”, del director Marcos Antonio Abad, así como la obra de todos los realizadores del grupo Ritual, al cual pertenecía
- “Sara Gómez – Homenaje”, como director y editor
La Muestra de Cine Joven: tal vez la obra más relevante que hizo en ese momento de mi vida, ser parte de ese grupo de cineastas que creó por primera vez en Cuba un espacio alternativo, fuera de la oficialidad, para expresar y hacer cine, para dar a conocer su obra y conocerse entre ellos, para abordar la realidad cubana desde una perspectiva y una óptica más auténtica y renovada.
¿Cuándo y por qué decidiste irte de Cuba?
Querida Wendy, primero gracias por este honor que me haces en querer escribir en tu blog sobre mi experiencia. Trataré de responder lo mejor posible esta pregunta que es tan compleja y que ¿aún? sangra por la herida.
¿Cuándo?: en diciembre de 1991, tomé la dolorosa pero para mí necesaria decisión de partir. Partir hacia mi exilio individual, hacia ese lugar en donde comenzaría la ardua tarea de aprender a vivir la vida como un individuo, cosa que fue imposible durante 33 años en Cuba.
¿Por qué?: porque había llegado al límite de mis posibilidades de seguir viviendo en la utopía del Yo-colectivo, porque me sentía que era imposible poder avanzar en un diálogo con el sistema que nos permitiera a los miembros de mi generación, “los Hijos de La Revolución”, nacidos en los primeros años de los sesenta, asumir la responsabilidad y poder participar y aportar nuestra visión de cambio y revolución. Me sentí estancado en un diálogo sordo con el Poder.
En otros términos, me gusta decir que lo mío fue un divorcio: me separé de quien abusaba de mí y, como en todas las relaciones abusivas, el abusador no tenía interés en cambiar o escuchar y respetar mis deseos de libertad así que la única opción era seguir en la relación abusiva o escapar de él, salir corriendo, lejos, muy lejos, a un refugio en donde pudiera reconstruir mi vida.
Me divorcié de todo lo que amaba y odiaba para reinventarme desde el centro de mi Yo individual en otro rincón del mundo.
He visto tu excelente documental sobre la vida y obra del maestro Alberto Alonso. ¿A qué te dedicas hoy en Canadá?
Gracias por el halago a “Dance of My Heart”, una película que disfruté mucho hacer porque me permitió conocer a ese artista maravilloso que fue Alberto Alonso y a esa bailarina invencible que es Sonia Calero.
Poder hacer un documental patrocinado por el Santa Fe College en Florida sobre Alberto y su vida con los estudiantes del colegio fue un privilegio inolvidable. Debo agradecer a Alora Haynes por su visión y tenacidad para lograr que este proyecto saliera adelante.
Me gusta mi vida en Canadá porque como cineasta y editor he tenido la posibilidad de crecer y ser parte de un movimiento cultural muy interesante. Sigo interesado por los temas de justicia social, la condición humana, la lucha por escapar las muchas formas de subdesarrollo y abuso, la redención del espíritu humano, la solidaridad con los otros y con la tierra que nos soporta cada día.
Ahora mismo estoy enfrascado en la edición de varias secuencias de un nuevo film que estoy desarrollando con la directora chileno-canadiense Maria Teresa Larrain: “Shadow Girl”. Es la historia de una cineasta que un buen día se da cuenta de que está comenzando a perder la vista porque tiene degeneración en la mácula. Eso le ocurrió a María Teresa cuando estábamos en el Sundance Institute editando su filme “El juicio de Pascual Pichún”, en 2006.
Hoy, María está en un estado más avanzado de su viaje a las sombras y el filme es una exploración de la mano de María a ese otro lado de la realidad, como vivir una vida digna estando ciego. Borges es mi ángel guardián en este proyecto.
Este nuevo documental rodado en una cárcel norteamericana ¿ha necesitado permisos muy complicados de obtener? ¿Cuán fuerte, intense y enriquecedora ha sido esa experiencia para ti?
Editar y colaborar con Angad Bhalla en la realización de “Herman’s House”, producido por Lisa Valencia con la participación de The Sundance Institute y The Ford Fundation, ha sido uno de los retos creativos más intensos y enriquecedores de mi carrera como cineasta y editor.
Herman está preso en Angola, la penitenciaria estatal de Luisiana y desde hace 40 años condenado a vivir en una celda de aislamiento total, donde pasa 23 horas cada día. La artista Jackie Sumell le hace esta pregunta: “What kind of house does a man who has been imprisoned in a six-foot-by-nine-foot cell for over 30 years dream of?”
Así comienza una relación humana muy fuerte que transforma el dream home de Herman en una poderosa exhibición que expone y delata las condiciones inhumanas en que ha vivido por más de treinta años, quizás el prisionero político más antiguo de Estados Unidos, un Black Panther que entró en prisión antes que el fin de la segragación racial en ese país se hiciera realidad, un Mandela que aún desea perdonar a sus celadores. El filme es una oda a ese espíritu indomable y a la fuerza del arte como vía de desarrollo y arma de lucha para concientizar la sociedad.
Si volvieras a Cuba, ¿cuál sería el trabajo cinematográfico que te gustaría narrar? ¿Volverías?
Esta pregunta me la hago muy a menudo porque está en el corazón roto de ese hombre que quemó sus naves y comenzó desde cero en otro lado del mundo.
Regresaría. Siempre lo hago cuando me encuentro con los muchos amigos de la diáspora del insilio y el exilio.
Regresaría con la mano extendida para compartir todo lo que he aprendido en estos años de vida en el “mundo mundial”, para usar una frase de mi ídolo, el poeta de Úbeda, Sabina.
Regresaría para construir, colaborar, ofrecer mi grano de amor y mis ideas en el fórum de la sociedad cívica.
No regresaría jamás para reinsertarme en la relación de codependencia y abuso con quien abusaba de mí. No podría regresar para participar en una apología con ese poder.
Siempre estoy regresando al lugar donde amé tanto y tanto aprendí, porque nunca dejará de ser parte de lo que hoy soy.
Publicado originalmente en ELCINEESCORTAR por Manuel Iglesias Pérez
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