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Como parte de un programa más extenso, para festejar el Aniversario 500 de la fundación de la Villa de San Cristóbal, a celebrarse el 16 de noviembre de 2019, se seleccionó a Luis Enrique Camejo para realizar esta exposición integrada por dibujos realizados sobre papel manufacturado con tinta china y plumilla, los mismos materiales que se empleaban en el siglo XIX.
En la galería Orígenes del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, puede verse La Habana Elegante, exposición que incluye 33 piezas, y que está concebida desde el homenaje un tanto nostálgico a la belleza de la capital cubana, sobre todo a su pasado, como revela el título, que se pidió prestado a una antigua publicación de chismes de sociedad, que circuló en el siglo XIX. Más tarde, la revista alcanzó prestigio gracias a las colaboraciones de intelectuales como Rubén Darío, Julián del Casal y José Martí.
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Camejo ha pintado paisajes urbanos de Londres, Miami, París, Tokio, Nueva York y otras muchas ciudades del mundo, pero a La Habana vuelve una y otra vez, sin misticismos chauvinistas, porque el pintor dibuja una ciudad inagotable con todo y sus deterioros ostensibles, y por tanto devela la apariencia y algo de lo que late por detrás de las fachadas.
Según declaró a la emisora Habana Radio, Camejo asegura que estas imágenes “están dirigidas a mostrar una ciudad que actualmente está contrastada por la opulencia de la inversión y el turista que viene a ver una Habana que esta apuntalada, corroída por el tiempo y son espejismos de momentos que se suceden. Y creo que la elegancia está, precisamente, en esa ironía”. Tal y como se revela en La Habana rápida y furiosa, que contrasta el despliegue tecnológico de la superproducción norteamericana con un parque de vehículos rodantes con más de cincuenta años.
Camejo ofrece semblanzas de la ciudad a partir de imágenes fotográficas que él mismo registra, pero luego trata de recrear atmósferas sicológicas determinadas a partir de provocar en el espectador ciertos estados de ánimo. En otras palabras: el artista se ha preocupado más en esta exposición por marcar el momento presente, inmediato e ilustra un momento en que el turismo ve los problemas diarios del cubano como algo folclórico.
Más adelante, en la entrevista citada, se pregunta Camejo “¿cuántas cosas bellas se han destruido en la ciudad que no se pueden recuperar? No estoy hablando solamente de arquitectura, es decir de cosas físicas, tangibles, sino memorias que se han borrado totalmente. Hace unas décadas atrás, La Habana no solamente era llamativa por su arquitectura y los muchos lugares hermosos (…) todo eso ha sido sustituido por una decadencia que espanta y que tiene que ver, creo, con un sentimiento de no pertenencia hacia la ciudad. Está el esfuerzo institucional y la obra del Doctor Eusebio Leal que es inmensa, pero hacen falta miles de Eusebios para levantar esta ciudad y, también, que la voluntad de la gente vaya en función de protegerla, de cuidarla”.
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