¿Puede el agua evitar las frecuentes lesiones de Yoenis Céspedes?

El equipo neoyorquino cree haber dado con el antídoto para tanto contratiempo.

Yoenis Céspedes necesita beber agua © Wikimedia Commons
Yoenis Céspedes necesita beber agua Foto © Wikimedia Commons

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Este artículo es de hace 7 años

Yoenis Céspedes es un tipo fuerte. Poderoso. Los músculos le quieren reventar el uniforme y da batazos que parecen querer alcanzar la estratosfera. Dicen que verlo en el gimnasio es un motivo de permanente asombro. Sin embargo, algo hay de cristal detrás de tanto hierro.

Este año, el slugger ya pasó seis semanas en el dique seco por una dolencia en el tendón de la corva. Y desde que emigró de Cuba ha estado cuatro veces en la lista de lesionados, en todos los casos por problemas en sus piernas. Cada vez que corre a todo gas por el infield, cada vez que persigue a la desesperada una pelota en los jardines, hay temores en la directiva de los Mets.


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Pero el equipo neoyorquino cree haber dado con el antídoto para tanto contratiempo. Se llama, simple y llanamente, agua.

Así lo ha hecho saber un artículo recién publicado por The New York Times, donde el periodista James Wagner relata que tras la última lesión del granmense, la franquicia examinó su espalda baja para ver si contribuía a las lesiones en las piernas, así como las cantidades de líquido que el toletero consumía antes de los partidos.

"No soy un gran bebedor de agua", ha declarado Céspedes. "Desde que me lastimé, he estado bebiendo más agua. Creo que esto me ayudará”.

Es por eso que ahora, en el empeño de hidratarse como Dios manda en la pelota, el cubano coloca dos botellas de agua en los bolsillos de sus pantalones cuando se dirige a las jaulas de bateo, o se le ve frecuentemente bebiendo una mezcla de agua y Gatorade. Los Mets se han vuelto proactivos con su gran figura a la ofensiva, y hacen hincapié además en los estiramientos que realiza previo a los desafíos.

Según el propio Céspedes, actualmente su rutina de pregame es tan extensa que le toma cerca de una hora para completarse. “El nuevo régimen –escribe Wagner- se centra en mejorar la flexibilidad de sus piernas, espalda y caderas”. Y en lo que se refiere a la ingesta de líquidos, se ha quintuplicado.

¿Podrá el agua ser el remedio mágico para ponerle freno a sus lesiones? Por lo pronto, el de Campechuela debe empezar a mirarse en el espejo de Curtis Granderson, el jugador más viejo de la escuadra, quien bebe al menos una docena de botellas de agua diarias y no ha estado en lista de lesionados desde 2010.

Así pues, mi admirado Yoenis, nunca digas “de esa agua no beberé”.

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