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Protagonizado por Rosario Suárez, la exbailarina del Ballet Nacional de Cuba exiliada en Miami, La reina de los jueves se alzó con el premio en la categoría documental en el Festival de Miami de 2016, y también se presentó en los festivales de Guadalajara, Austin y Nueva York. En tanto propone un punto de vista distinto al de Alicia Alonso, es poco probable que el documental sea visto en Cuba, de modo que los admiradores de Charín deberán esperarlo en el “paquete semanal”.
El filme retoma, a grandes rasgos, la biografía de Rosario Suárez, a quien sus admiradores y amigos llamaban Charín, alguien que encarnó uno de los primeros símbolos de independencia artística y talento indomeñable en el muy prestigioso Ballet Nacional de Cuba.
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Charín decidió, en un momento de esplendor artístico para ella, abandonar el Ballet Nacional de Cuba y fundar el Ballet Teatro de La Habana, primera institución creada al margen de la oficialidad, y gracias a esta disidencia se la consideró una artista rebelde, inconforme e independiente, aunque luego regresara al Ballet por breve tiempo antes de ingresar a los Estados Unidos con una “visa especial para personas con talentos excepcionales”.
Recordada como una especie de leyenda escénica, una de las pocas artistas cubanas que alcanzaron dimensión mitológica gracias a sus prodigiosos cisnes negros, su espontánea y dramática Giselle, o su extraordinario alarde en Coppelia, Rosario Suárez inició su carrera profesional a los 15 años y se convirtió en estrella del ballet mundial en los años ochenta, una época en la cual fue “condenada” a bailar los jueves, una circunstancia de la cual el documental extrae su título.
Según asegura el crítico Rubens Riol en El Nuevo Herald: “Orlando Rojas nos cuenta un relato de exclusión, desigualdad e injusticia, al tiempo que concibe un fino ensayo sobre la malevolencia de un sistema social que concedió privilegios a unos pocos, haciendo evidentes los desmanes de un poder vertical que aspira a ser eterno, y otros caprichos revolucionarios como el culto a la personalidad y el nepotismo”.
De acuerdo con el cineasta Orlando Rojas, instalado en la historia del cine cubano gracias a dos títulos: Una novia para David y Papeles secundarios, desde que llegó a Miami, en el 2003, después de ganar la Beca Guggenheim para hacer una película sobre los artistas cubanos en el exilio, ya venía con la idea de hacer este filme sobre la vida de Charín, que cuenta con guión de Rojas junto a Dennis Scholl y Abilio Estévez.
En el trabajo citado de El Nuevo Herald, Orlando Rojas colocó La reina de los jueves, dentro de su filmografía, alegando que en la mayoría de sus películas “los protagonistas deben enfrentarse solos al mundo. David lucha por su libertad de decidir frente al grupo (machista) de sus compañeros de aula en Una novia para David (1985); Mirtha se enfrenta a Rosa (el poder del grupo de teatro) y a la consigna oficial de promover sólo a los jóvenes en Papeles secundarios (1989). Esa batalla en solitario es también el asunto detrás de la historia de Charín”.
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