Vídeos relacionados:
Si se hiciera una encuesta entre los jóvenes cubanos a ver qué cantidad de ellos conoce y disfruta la música de Amadeo Roldán, los resultados serían terribles, pues probablemente revelarían cuán olvidado permanece hoy uno de los músicos más extraordinarios que ha dado la Isla.
Aunque nació en Francia, y se formó como violinista y músico en España, Amadeo Roldán heredó de sus padres la cubanía, hasta que se trasladó definitivamente a la Isla, a mediados de los años veinte, cuando fue designado maestro de concierto de la Orquesta Filármonica de La Habana.
Lo más leído hoy:
Plenamente integrado al acontecer musical criollo, Amadeo Roldán fundó en 1926, junto con el novelista Alejo Carpentier, los conciertos de Música Nueva, en los cuales se dieron a conocer en Cuba las obras de Scriabin, Debussy, Erick Satie, Manuel de Falla y Maurice Ravel, entre otros. Al año siguiente funda el Cuarteto de La Habana del cual también fungió como primer violín.
Por estas razones, y otras varias que enumeramos más adelante, Roldán se considera el iniciador del sinfonismo en Cuba, además de ser considerado el compositor que consiguió abrir el panorama musical de la Isla a las tendencias más vanguardistas del mundo.
Roldán se considera el iniciador del sinfonismo en Cuba, además de ser considerado el compositor que consiguió abrir el panorama musical de la Isla a las tendencias más vanguardistas del mundo
La composición más conocida de Roldán data también de finales de los años veinte. Se trata de la música del ballet La Rebambaramba, que lo colocaron como líder del movimiento musical afrocubano, pues, a saber, Roldán escribió las primeras piezas sinfónicas que incorporaban instrumentos de percusión afro-cubanos, y no como acompañamiento sino como eje musical, tal y como se percibe en la quinta y sexta de sus Rítmicas (1930) que parecen ser los primeros trabajos en la tradición occidental de música clásica escritos para percusión.
Dentro de su relativamente corta carrera, hubo una intensidad increíble. Fue aceptado en 1930 como miembro de la Pan-American Association of Composers y sus obras fueron interpretadas regularmente en los conciertos patrocinados por esta institución, incluyendo el concierto inaugural en marzo de 1929 en Nueva York.
Respetado en el extranjero como uno de los músicos cubanos más importantes de su época, Roldán jamás se conformó con el aplauso en Norteamérica y Europa, pues siempre intentó mejorar el panorama musical cubano, y como parte de este intento, en 1930 fundó la Escuela Nacional de Música de La Habana, y tres años después está estrenando en La Habana la Novena Sinfonía de Beethoven con la Orquesta Filarmónica de La Habana.
Otro dato importante en una biografía cargada de acontecimientos musicales, fue su coincidencia con Alicia Alonso, en 1935, cuando el músico dirige la orquesta en el ballet Coppelia, en el teatro Auditorium, luego llamado Amadeo Roldán en tanto fue escenario de algunos de sus mayores éxitos y conquistas.
En el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana se cita una carta que le dirige Roldán al músico norteamericano Henry Cowell: “Como músico americano, mis ideales son ante todo conseguir hacer un arte esencialmente americano, en un todo independiente del europeo, un arte nuestro, continental, digno de ser aceptado universalmente, no por el caudal de exotismo que en él pueda haber, sino por su importancia intrínseca, por su valor en sí como obra de arte, por el aporte que haya en el nuestro al arte universal”.
Archivado en: