La condena impuesta al pastor cubano de la Iglesia de Dios en Cristo, Ramón Rigal, por su decisión de no enviar a sus hijos a la escuela estatal, fue sustituida por un arresto domiciliario y trabajo forzado.
La primera condena de las autoridades cubanas a Rigal consistía en un año de privación de libertad en una cárcel de Guantánamo, pero esta fue cambiada luego de su apelación. A su esposa Ayda Expósito se le mantiene la sentencia de un año de arresto domiciliario, como le habían anunciado en el primer juicio.
Según declaró a Diario de Cuba Ramón Rigal, "el veredicto de la vista oral de este viernes, después de que apelamos, fue que me cambiaron la medida de un año correccional con internamiento a uno sin internamiento. Vi un poco más de justicia en el juicio. Tuvimos una buena defensa. El abogado demostró en todo tiempo que no estábamos cometiendo un delito. Se llevaron pruebas como las libretas de los niños, donde se ve que han estado estudiando en la casa. Esta vez sí las aceptaron como pruebas".
El pastor agregó también que "se demostró nuestra inocencia. Lo que hubo fue un cambio de medida". Aunque Rigal confiesa sentirse aliviado porque no lo separarán de su familia, dice que las autoridades “quieren que en septiembre envíe a los niños a la escuela, que siga violando mis derechos sobre cómo educar a mis hijos".
También lo han amenzado, según cuenta, con retirarle la custodia de los hijos, por tanto su familia tiene mucho temor: "Nos han amenazado con quitarnos a los niños, de llevarlos a la Casa Patria, para reeducarlos".
Las autoridades cubanas señalaron, en el primer juicio hecho a la familia el pasado 26 de abril, que la práctica del homeschooling "no está permitida en Cuba porque tiene una base capitalista" y que solo los maestros están capacitados "para inculcar valores socialistas".
En estos momentos, la familia no pertenece a ninguna denominación religiosa, pues "a la que pertenecíamos nos dio la espalda ante todo esto. Las denominaciones en Cuba están afiliadas al Gobierno", cuenta Rigal.
Confiesa, además, que a causa de este proceso por el que han transitado desde inicios de año, su imagen en la comunidad "ha sido dañada".
La petición de Rigal y su familia es que "ya que no se permiten escuelas cristianas en Cuba, una opción es que la Iglesia pueda salir por esta vía para educar en casa. Tenemos maestros preparados para eso. No necesitamos ni sus maestros ni sus recursos económicos. La Iglesia los pagaría. Simplemente que se nos dé la libertad de educar en casa".
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