Julio siempre confirma lo que todo el mundo conoce: el séptimo mes del año tiene la capacidad de trastocar el tiempo en la llamada «tierra caliente» y afectar la vida misma, la cotidianidad y hasta la más arraigada rutina, porque disfrutar al máximo las festividades más importantes de esta ciudad es una cultura que se transmite de generación en generación, es casi como una condición intrínseca o un sello de garantía de los que nos hacemos llamar «santiagueros».
La Fiesta del Fuego, cuando Santiago de Cuba se convierte en epicentro de una explosión de idiosincrasia caribeña, inicia este mes como preludio del jolgorio que sigue en el almanaque. Detrás está el Carnaval Acuático, uno de los muchos intentos por reconciliar al santiaguero con su bahía, para dar paso al Carnaval Infantil, donde se muestra la vigencia de la cultura inmaterial, cuando niños de todas las edades mantienen vivas tradiciones de varias centurias, entre ellas los toques de tambor y corneta, los misterios de la conga, y muchas otras más.
Pero, sin dudas, el premio mayor cae en manos del Carnaval de Adultos, el Carnaval de Santiago de Cuba, Carnaval Santiaguero o simplemente Rumbón Mayor, como muchos le conocen dentro y fuera del país. Es inusitado cómo la vida de miles de personas gira entorno a este suceso cultural de un arraigo increíble y difícilmente explicable en la «Capital del Caribe».
Durante los últimos días de julio, del 21 al 27, aumentan significativamente los certificados médicos, y no precisamente por enfermedades diarreicas –frecuentes en estos meses–, sino como la mejor forma de garantizar estar en el rumbón de manera plena, o lo que es lo mismo, desde que se esconde y hasta que vuelve a aparecer el Sol.
En lugares como la Avenida de Céspedes, en el reparto Sueño, coexisten el dolor de muchas personas que ven maltratados sus jardines, la pintura de la fachada de sus moradas y trastocada su tranquilidad, con la ganancia de pescadores de otros que por estos días hacen el dinero del resto del año. Muchos venden agua fría para beber o normal, de la pila, que emplean los cientos de negocios cuentapropistas que abarrotan y atestan las calles; a la vez no pocos alquilan cuartos, improvisados garajes convertidos en dormitorios, o cualquier espacio que sirva a otros para el comercio.
Hay quienes se afanan en localizar el mejor lugar para bailar, otros buscan el mejor sitio para comprar frituras de maíz o mazorcas hervidas.
Los bebedores intentan localizar el dependiente que robe menos –que según algunos encontrar a esa persona es casi un mito en los carnavales– muchos se conforman con estar pegaditos a la bocina donde el bajo se siente con más fuerza.
Conozco a una madre que tiene el ritual de salir con su hijo el primer día y llevarle a comer rositas de maíz.
Hay quienes esperan estas fechas para lucir ese atuendo escandaloso que solo en el «Rumbón Mayor» no desentona, mientras los motoristas sortean las calles cerradas, se cuelan por estrechos pasajes y evitan a las personas que alegre circulan por la vía, al mismo tiempo que los conductores de carro les miran con envidia pues tiene bien difícil desplazarse por una urbe que retoca sus colores, de manera apresurada, en estas fechas.
Cuando comienza el carnaval todas las pizzas dejan de ser santiagueras –aunque le sientas la entonación al que las vende–, para convertirse en «pizzas camagüeyanas».
Todos los termos tienen cerveza fría, de calidad y bien despachada –y difícil encontrar una mentira mayor–; y siempre, como sucedía años atrás con el carrito la salá (que circulaba por las calles con los temas del momento y las personas bailaban detrás), hay uno o varios temas de moda.
Aunque en esta ocasión todo el mundo está a la expectativa pues se rumorea que temas como el “Palón Divino”, tan polémico como popular, están censurado. Algo, que sin dudas, se ajusta al propio espíritu pintoresco de la mayor fiesta popular de la ciudad.
Carnaval Santiaguero 2017
Como es tradicional, el Carnaval Santiaguero –Patrimonio Cultural de la nación desde el año 2015– vuelve a la ciudad del 21 al 27 de julio, aunque desde hace algunos años, casi al mismo tiempo que aparecen los quioscos por toda la urbe también comienza el Rumbón Mayor, para bien de sus amantes que agradecen los días “extra oficiales” de fiesta que se le han sumado.
Se ha informado por la Comisión Organizadora, que han confirmado su asistencia artistas y grupos, algunos ya tradicionales en estas fiestas, como JG, Cándido Fabré, Haila Sur Caribe, Yumurí y sus Hermanos, Original de Manzanillo y Los Karachis. Del patio estarán el Septeto Turquino, Suena cubano, Azabache y Angelito y su banda.
Si algo hace único al Carnaval Santiaguero, reconocido así por los expertos, es su carácter popular, que se traduce en llevar las fiestas a toda la urbe y no solo a una zona de desfile de grupos portadores, hecho que en 2017 se traduce en 43 áreas.
El Rumbón Mayor, que tiene sus orígenes en una procesión en honor a Santiago Apóstol, Santo Patrón de la antigua villa española, incorporó diferentes estratos sociales, cuyas expresiones culturales populares dieron origen al carnaval como se le conoce en la actualidad.
Al 155 de la creación de la Tumba Francesa, el 140 del Cabildo Carabalí Olugo, el 115 de la Conga de Los Hoyos, el 95 de la de San Agustín, el 80 de la Kimona, serán las dedicatorias de este año.
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