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La Casa 8 propone, desde el 28 de julio, la segunda muestra personal de Moisés González Acosta, dedicada a las artes plásticas. El caso es que se trata de un creador muy reconocido, pero en el mundo del habano, específicamente de los humidores escultóricos instalativos, verdaderas obras de arte que alcanzan enormes precios en subastas regulares.
El creador se mueve con similar habilidad entre el mundo artesanal y el de las bellas artes, sobre todo en el universo del dibujo, que le permite exorcizar, o compartir con el público, una serie de fantasmas que lo habitan.
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Según Johanna Luque Novoa, curadora de la muestra titulada Visiones, Moisés “es un artista emergente, un insipiente innovador que se mantiene experimentando los canales de la creación artística buscando siempre nuevos soportes que le favorezcan el camino idóneo para representar esa libertad creativa que lo define”.
Piernas desnudas de seres amorfos anuncian el triunfo de sensualidad juguetona y surrealista, interesada en representar seres zoomorfos y estrambóticos, en nueve lienzos en los que el artista recrea “diferentes maneras de avizorar la existencia humana y el entorno social en el que cohabitamos… en tanto sus personajes indefinidos intentan establecer un diálogo diacrónico con el receptor a través de los títulos atribuidos a cada pieza. Dichos personajes, resultan seres mitológicos a los que Moisés ha inculpado con su fantasía para transmutarlos en voceros de su yo interno”.
Llama la atención el uso reiterado de los espejuelos, y en este caso el artista recurre a sus habilidades artesanales y se vale de la madera para construir este añadido que recuerda las instalaciones de sus obras bidimensionales y consigue, también, destacar los elementos relevantes en los que desea centrar la atención de los receptores.
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