Hasta el momento, una de las maneras más comunes para disminuir el riesgo de contagio del VIH era a través del tratamiento antirretroviral conocido como Profilaxis peexposición (PrEP), ingerido en un comprimido de Truvada al día.
Según recoge la agencia AFP, durante una conferencia en París este martes para evaluar el desarrollo de las investigaciones en torno a la enfermedad, expertos presentaron nuevos métodos que se sumarían a la Truvada para combatir la epidemia en todo el mundo.
Entre ellos se encuentra una inyección bimestral de cabotegravir que los pacientes parecen tolerar bien, según los primeros resultados de un estudio.
Cuando el tratamiento se realiza correctamente, el portador del VIH queda con una carga viral imperceptible, lo que implica que, aún si la persona sigue portando el virus, éste deja de ser lo suficientemente fuerte como para multiplicarse o infectar a otra persona. Raphael Landovitz, investigador de la Universidad de California, indicó que se llevarían a cabo otras pruebas para evaluar la eficacia de esta sustancia.
Otro nuevo estudio divulgado esta semana en la capital francesa reveló, por su parte, que tener un compañero circuncidado puede proteger a las mujeres, así lo explicó Ayesha Kharsany, del centro de investigación sobre el sida de Sudáfrica (Caprisa).
Las tasas de protección en este caso son sin embargo menores, dado que las mujeres tienen un 22% menos de riesgo de contagio de VIH y un 15% de herpes genital si su compañero no tiene prepucio.
Según la publicación, la razón no está del todo clara. No se sabe si se debe a que la disminución del número de hombres infectados reduce estadísticamente los riesgos para las mujeres o si la circuncisión juega realmente un papel en la transmisión del virus.
Un total de 12 millones de hombres fueron circuncidados hasta el día de hoy en África subsahariana en el marco de programas de salud estatales.
A otro método que parece ser efectivo le llaman “el nuevo preservativo para mujeres”. Inspirado de los anillos utilizados como anticonceptivo, un anillo presentado esta semana en París se inserta en la vagina, en donde difunde progresivamente un fármaco antirretroviral, la dapirivina, que debe cambiarse una vez al mes.
Ensayos clínicos anteriores realizados en EE.UU establecieron que este anillo permitía la reducción de aproximadamente un 30% en promedio del riesgo de infección del virus del sida (VIH).
Trabajos dados a conocer esta semana muestran que este método “sin peligro es “eficaz” en jóvenes de menos de 18 años. Por tal razón, a partir de este año comenzará una nueva investigación sobre los efectos del anillo centrada en adolescentes y jóvenes mujeres en África, que forman parte de las poblaciones de más riesgo.
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