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La controvertida propuesta de borrar los récords mundiales y europeos establecidos antes de 2005 por dopaje será revisada, luego de las fuertes críticas de estrellas internacionales del campo y la pista.
Según el sitio especializado "Inside the Game"s, el presidente del Consejo Europeo de Atletismo, Svein Arne Hansen, ha considerado proponer que los únicos récords amenazados sean los establecidos antes de 1991, año a partir del cual los controles fuera de competición fueron adoptados como práctica en todo el mundo.
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Con este nuevo giro, el legendario récord del orbe de 2,45 metros en salto de altura del cubano Javier Sotomayor estaría fuera de la “zona de peligro”. La marca fue registrada por el matancero el 27 de julio de 1993 en la ciudad española de Salamanca.
Sin embargo, podría seguir peligrando la marca bajo techo de 2,43 establecida el 4 de marzo de 1989 en Budapest, Hungría. Asimismo estaría el caso del estadounidense Carl Lewis en salto largo (8.79) en 1984.
Es probable que la propuesta se discuta de las sesiones del Congreso de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) que comenzó este miércoles en la capital londinense.
Numerosos ex competidores se han opuesto a cualquier tipo de anulación ya que la IAAF ha almacenado únicamente muestras de sangre y orina a partir de 2005.
Si la nueva propuesta fuese aprobada, tres marcas mundiales al aire libre podrían verse afectadas en el sector varonil: la del balista estadounidense Randy Barnes cuyo récord (23.12 metros) alcanzó en 1990, dos meses y medio antes de ser detectado positivo por esteroide anabólico; la del alemán oriental Jurgen Schultz en disco (74.08 m) y los 86.74 del martillista soviético Yuri Sedij, ambos en 1986.
En el caso de las mujeres estarían en peligro los récords mundiales de Florence Griffith Joyner en 100 (10.49) y 200 (21.34) en 1988, el de los 400 lisos de 47.60 segundos de la alemana del este Marita Koch en 1985 y el de los 800 (1.53.28) de la checa Jarmila Kratochvilová en 1983. La controvertida modificación haría perder su tiempo mundial a la búlgara Stefka Kostadinova en el salto de altura de 2.09 metros en 1987.
Este controvertido proceso ocurre en medio de los escándalos por dopaje luego de los resultados de los “retest” de las muestras de orina preservadas de los Juegos Olímpicos de 2008 y 2012, realizados por el Comité Olímpico Internacional.
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