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En la Sala Adolfo Llauradó, del circuito de Línea, se mantendrá en escena, desde finales de julio y durante todos los fines de semana de agosto, la obra de teatro La lección, por el grupo Ara Teatro, y solo tres intérpretes.
Michaelis Cué asumió la dirección y el montaje de esta pieza en la que también actúa junto a su hija, la muy joven pero con cierta experiencia Carolina Cué, y la consagrada Mayra Mazorra.
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Se trata de un “drama cómico”, pieza clásica del absurdo, o antiteatro, una modalidad muy vanguardista, y del siglo XX, en el cual el dramaturgo rumano-francés Eugéne Ionesco fue uno de los principales creadores. Entre sus principales obras teatrales se cuentan La cantante calva (1950), La lección (1950), El rinoceronte (1959) y El hombre de las maletas (1975), entre otras muchas.
En La lección, se cuenta el encuentro de una joven estudiante (Carolina Cué) que recibe clases particulares en la casa de un profesor mayor (Michaelis Cué). Ocasionalmente interviene la criada (Mayra Mazorra).
Mientras pasa el tiempo, la lección se vuelve más y más compleja, hasta que la alumna ya no logra entender absolutamente nada, y una simple lección se transforma en un soliloquio autoritario y delirante.
En Cuba, existe sólida tradición de teatro del absurdo, sobre todo a partir de piezas escritas por Virgilio Piñera como Electra Garrigó (1959) y Dos viejos pánicos (1968), ampliamente representadas por varios grupos teatrales de la Isla y el extranjero.
Por su argumento, La lección recuerda uno de los tres cuentos que relata Utopía, en mediometraje profundamente crítico, y delirante, dirigido por Arturo Infante, a propósito de la Universidad para todos, el programa de fomento de la instrucción de todos los cubanos a través de la Televisión.
En Utopía, un profesor intenta lograr que una alumna, con cierto retraso mental, memorice un complejísimo poema de Jorge Luis Borges.
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