Sigmund Sobolewski, un polaco sobreviviente del Holocausto, murió en Bayamo, en la provincia cubana de Granma, a la edad de 94 años, informó Global News, de Canadá.
Sobolewski, que había vivido en Alberta y Ontario, Canadá, murió sobre la una de la madrugada del 7 de agosto, a causa de neumonía, reveló la familia. También padecía de Alzheimer.
No obstante la relevancia de su personalidad, no se recuerda que haya sido objeto de atención su estancia en Cuba por la prensa de la isla.
Ramona Sobolewski, su esposa dijo a Global News que su esposo padecía la enfermedad de Alzheimer y que se habían mudado a esta zona oriental de Cuba desde hacía cuatro años.
Era conocido como el “Prisionero 88” por haber sido ese número el que le asignaron los nazis al llegar en el primer transporte al campo de concentración de Auschwitz el 14 de junio de 1940 donde permaneció preso durante cuatro años y medio durante la Segunda Guerra Mundial.
Sobolewski llegó a Canadá, específicamente a Ontario, después de la guerra y más tarde se trasladó a Cuba donde conoció a su esposa Ramona. Tres años después, la pareja regresó a Ontario y terminó en Toronto, pero finalmente se trasladó a Alberta por mejoras económicas.
Su esposa rememoró que Sigmund aspiraba que la gente lo viera como un buen trabajador y se hizo soldador, además tomó cursos mientras estaba en Cuba con la esperanza de convertirse en maestro o doctor. También comentó que en el tiempo que estuvo Alberta, entre 25 y 30 años, operó “tres pequeños hoteles de la ciudad y que su último hotel, en Fort MacLeod, en Alta,lo vendió hace unos 10 años.
Dijo que aún no se ha decidido dónde será el entierro de su marido, pero que él le había comentado que al morir quería ser sepultado en Canadá, algo que consultaría con sus tres hijos.
Había nacido en Torun, Polonia, hijo del alcalde de la pequeña ciudad el 11 de mayo de 1923.
Según el periodista Byron Christopher, que ha escrito sobre la vida de Sobolewski, Sigmund fue blanco de los nazis porque era miembro de los cadetes de la Marina Polaca y su padre era capitán en el ejército polaco.
Tras la guerra se ganó una reputación como oponente vocal de los neonazis y negadores del Holocausto.
Fue el único testigo superviviente de la revuelta del 7 de octubre de 1944 en el campo de concentración cuando un grupo de prisioneros judíos explotó el Crematorio número 4 y trató de escapar. Sobolewski estaba en la brigada de bomberos y se le ordenó apagar el fuego. Fue testigo de la ejecución de 450 judíos en represalia.
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