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Samantha Bloom, madre del joven que atropelló con su auto el pasado sábado a una multitud de manifestantes en Charlottesville, Virginia, había denunciado a su hijo ante la policía por amenazas, al menos en dos ocasiones.
Según destacan medios de prensa norteamericanos, James Fields ― 20 años― era apenas un adolescente en 2010 cuando su madre se encerró en el baño para llamar al 911 para denunciar que su hijo le había pegado en la cara y le había tapado la boca con las manos, todo por haberle pedido que dejara de jugar a un videojuego.
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Según consta en registros policiales, en esa oportunidad Bloom comunicó a la policía que su hijo tomaba medicamentos para controlar su temperamento.
Al año siguiente, en 2011, la madre de James Fields llamó otra vez a emergencias para explicar que su hijo se estaba comportando de manera "muy amenazante hacia ella", y que ella no conseguía tener el control de la situación.
En otra oportunidad, Fields escupió a su madre en la cara y la amenazó con un cuchillo.
En noviembre de 2011, un operador en servicio del 911 escribió "La madre teme que pueda volverse violento". Una persona no identificada llamó y pidió ayuda policial para ingresar a Fields en un hospital y que le realizaran una evaluación. Los registros arrojan que Fields fue retenido tras esa última llamada.
Estos detalles fueron públicos después de que un juez le negara a James Fields una fianza, tras su primera comparecencia este lunes.
El sábado 12 de agosto Fields llegó a Charlottesville procedente de Ohio para participar en una protesta de nacionalistas blancos contra la decisión del alcalde de esa localidad de retirar una estatua que homenajeaba a un general de la Confederación.
El caos se desató cuando Fields arrolló con su vehículo a un grupo de antirracistas que también se manifestaban. Como consecuencia del brutal acto murió Heather Heyer (32 años) y otras 19 personas resultaron heridas.
James Fields fue detenido poco después, y acusado de asesinato en segundo grado, lesiones y abandonar la escena del accidente.
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