Autoridades cubanas han expresado recientemente el interés de aumentar el cultivo del henequén para desarrollar la producción de sogas y cordeles.
Enrique Almeida Ruiz ―director de la recién creada Empresa Nacional de Fibras Naturales― explicó a medios de prensa cubanos que conseguir el renacimiento de ese “cultivo en un plazo lo más breve posible constituye prioridad para el país, sin descartar la exploración en torno a otras plantas fibrosas y multiusos como el kenaf y el coco”.
En estos momentos, el programa que pretende desarrollar ese cultivo en Cuba contempla la siembra cada año de entre 300 y 400 hectáreas.
Con ese propósito, Almeida Ruíz explicó que en 2017 se deben plantar 219 hectáreas, y unas 260 en 2018.
El citado funcionario dijo también que para “reanimar los sembrados necesitan crecer en los campos de posturas”. Por ese motivo refuerzan el trabajo en las Unidades Empresariales de Base (UEB) localizadas en Matanzas, Mariel y Cienfuegos.
En la actualidad existen 809 hectáreas en desarrollo y 542 en producción. El henequén es un cultivo que requiere de un ciclo de cinco años de maduración antes de estar apto para el corte.
En Cuba, tanto el proceso de “desfibrado de las pencas” como su elaboración industrial, se realiza con maquinarias muy antiguas, lo que limita todavía más la eficiencia.
Otro reto para “devolverle esplendor a este cultivo” está relacionado con el aumento del número de cortadores, así como la necesidad de "certificar la calidad de la siembra y garantizar los manejos adecuados”, reconoció Almeida Ruiz.
La fabricación de sogas y cordeles en Cuba va destinada fundamentalmente al sector de la agricultura, y de manera preferente a la campaña tabacalera. Del plan de 532 toneladas correspondiente a este año, se ha entregado hasta el momento unas 290 toneladas.
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