En 2014 (a un año de las reformas migratorias impulsadas por Raúl Castro) Cuba registró un total de 355 mil salidas del país, entiéndase estas últimas como “desplazamientos que toda persona efectúa de su país de residencia habitual hacia otro país, por cualquier motivo que no sea el de ejercer una actividad remunerada en el país visitado”.
La cifra, publicada por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI), se tradujo en un aumento de más de 68 mil salidas con respecto al año anterior y de 104 mil con respecto al año 2010. Esta tendencia continuó, como era de esperarse, en ascenso.
Al cierre de 2016, Cuba registró un total de 723 844 viajes de cubanos al extranjero.
De acuerdo con datos divulgados por la prensa nacional, entre 2013 y 2016 más de 670 mil ciudadanos cubanos viajaron al exterior, el 78 % lo hizo por primera vez y solo un 9% emigró definitivamente.
El aumento de turistas cubanos, así como de salidas del país (dado que un mismo individuo puede viajar más de una vez), está ligado, según recogen varios análisis, al protagonismo que va ganando en Cuba el emergente sector no estatal.
Al cierre del pasado año se contabilizaron en la nación caribeña más de 540 mil cuentapropistas dentro de un total de 1 millón 139 mil trabajadores privados, término que comprende además a los campesinos independientes, los usufructuarios de la tierra y las Cooperativas de Créditos y Servicios.
El índice de cuentapropistas en 2016 ha superado en más 116 mil a los registrados en 2013, cuando el Estado puso fin a una restrictiva política que obligaba a los cubanos a solicitar un permiso especial para viajar al exterior, lo que implicaba complicados y costosos trámites.
Esa reforma también amplió el tiempo que un cubano puede permanecer en el extranjero sin perder la residencia en el país, que pasó de 11 a 24 meses, mientras que el tiempo permitido de visita a la isla de cubanos emigrados aumentó de 60 a 90 días.
En tal sentido, los turoperadores radicados en Cuba comenzaron a promocionar paquetes turísticos enfocados a un sector de mayor poder adquisitivo: los trabajadores autónomos, principalmente aquellos de las ramas inmobiliaria (renta de apartamentos y habitaciones) y gastronómica (paladares y centros nocturnos).
Destinos como Madrid, Barcelona y Roma, así como el famoso balneario de Cancún, en México, son promocionados por varias agencias extranjeras que mantienen estrechos lazos comerciales dentro del país con turoperadores estatales como Havanatur.
Algunos de estos paquetes rondan los 2500 dólares por persona y comprenden un billete de avión, alojamiento durante varias noches en hoteles de 4 estrellas, pasajes de tren, seguro médico y visitas a lugares histórico culturales, según recoge la revista especializada Caribbean News Digital.
Otro factor que debemos tomar en cuenta es la aparición del “repatriado” o reasentado, como definen las estadísticas nacionales.
Con la nueva política migratoria, el gobierno de Cuba permite la repatriación de las personas nacidas en el país que perdieron su residencia tras asentarse en el extranjero.
La cifra de cubanos que fijaron residencia en la isla durante el pasado año es superior al total de personas que decidieron hacerlo entre el 2013 y 2015, y la mayoría de ellos son personas que habían emigrado a Estados Unidos, según indicaron especialistas de la ONEI en la televisión nacional.
“Son (cubanos) de todas las edades y de ambos sexos, aunque hay una preponderancia de personas mayores de 50 años. Estas cifras develan una de las tasas más altas de los últimos años, cuya tendencia se mantiene en el 2017. Se trata de cubanos reasentados y de extranjeros”, precisó el director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la ONEI, Juan Carlos Alfonso Fraga.
No son pocos los repatriados que regresan a la isla con planes de inversión en las ramas anteriormente mencionadas, por tanto, su ingreso al país se traduce en la creación de más negocios de gestión autónoma.
De acuerdo con el Havana Consulting Group, con sede en Miami, actualmente el movimiento de emprendedores y cuentapropistas cubanos genera el 17.8% de los ingresos brutos de la economía, posicionándose como una fuerza necesaria e imprescindible en el desarrollo del país.
Las personas que trabajan en el ámbito privado de forma oficial, más otro medio millón que lo hacen informalmente, perciben una remuneración mínima promedio 10 veces superior a un trabajador estatal, cuyo salario medio mensual ronda los 30 dólares.
Este sector ha logrado crear un mercado de bienes y servicios que se estima entre 2.5 y 3.8 billones de dólares, según precisan las estadísticas del grupo.
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