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Uno de los mejores catchers que le han salido a Cuba en los últimos tiempos, el artemiseño Dariel Crespo, firmó hace poco un contrato de Liga Menor con Minnesota como parte del proceso reconstructivo de la franquicia donde hiciera su historia el inmortal pinareño Tony Oliva.
De 25 años cumplidos, algunos sitios establecen en 1.90 la estatura del muchacho, mientras otros la elevan dos centímetros más. En cualquier caso lo seguro es que se trata de un receptor como Dios manda, con largas extremidades, buena capacidad de reacción, defensa por encima de la media y, ya lo dicen los scouts, un brazo poderoso.
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Oriundo de San Cristóbal, Crespo pertenece a la misma promoción de otros talentos que emigraron antes como Jorge Soler, Andy Ibáñez y Lourdes Gurriel Jr., todos vinculados actualmente con organizaciones de las Ligas Mayores.
Siempre con la casaca de Artemisa, jugó en cuatro Series Nacionales en las que apenas bateó .235 con siete jonrones en unos 600 turnos oficiales. No obstante, resulta llamativo que en la temporada 2014-2015, justo antes de salir de la Isla, promedió .303 con 35 remolques y casi 800 puntos de OPS.
Ahora llega para él la hora de emprender el camino definitivo rumbo a la Gran Carpa, donde no ha sido frecuente la presencia de máscaras de la Mayor de las Antillas: Enrique Izquierdo, quien jugara efímeramente para Minnesota en 1967; Fermín Guerra, Joe Azcue, Brayan Peña, Yasmani Grandal... Si acaso alguno más.
El anterior cubano que militó en los Mellizos fue Kendrys Morales en 2014. Muchos años antes habían pasado por allí personajes tan ilustres como Camilo Pascual y Zoilo Versalles, y posteriormente, ya en las postrimerías de su carrera, el gran Liván Hernández.
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