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La coreógrafa Rosario Cárdenas, Premio Nacional de Danza 2013, vuelve a recrear las raíces africanas puesto que todavía se recuerda su homenaje a Lydia Cabrera con Tributo a El Monte, en la cual se llevaba a escena el origen del universo africano, animales personificados, los dioses africanos y las plantas, su destino y atributos.
Afrodita, ¡oh, espejo! se anuncia entonces como un espectáculo multidisciplinario que contempla una avalancha de símbolos, mitos yorubas o bantúes, además de la iconografía grecolatina, fundacional de la cultura occidental, sobre la belleza femenina en sus diversos aspectos vinculados a la sensualidad, la vanidad, e incluso la fertilidad.
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La diosa Afrodita nació de las aguas, al igual que Oshún, orisha mayor y deidad del amor, la feminidad, la miel, los ríos y la buena fortuna. También es, como la Venus romana, el símbolo de la coquetería, la gracia y la sexualidad femenina. Mujer de Changó e intima amiga de Elegguá que la protege, Oshún suele representarse como una mulata bella simpática, buena bailadora, fiestera y alegre, con el persistente tintineo de sus campanillas.
El poema danzario que subirá a escena a finales de septiembre está inspirado en el paralelismo entre Afrodita-Venus, la diosa de la belleza, la sensualidad y el amor en la mitología grecolatina, y Oshún, también representante en el panteón yoruba de la sensualidad, la fecundidad y la salamería.
Amante por igual de los mitos afrocubanos y de los grecolatinos, Rosario Cárdenas cuenta en su haber profesional con unas 90 coreógrafías y fue discípula del fundador de la danza moderna en Cuba, Ramiro Guerra. En su compañía suele emplear una docena de danzantes-actores.
Afrodita, ¡oh, espejo! cuenta con música del maestro Frank Fernández, las luces de Carlos Repilado y los diseños de Alisa Peláez, y podrá ser apreciada los días 29 y 30 de septiembre a las 8:30 p.m., y el primero de octubre, Día de la Independencia de Chipre, a las 5:00 p.m.
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