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Panamá, 11 sep (ACAN-EFE).- María Cristina Perceval, directora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para América Latina y el Caribe, dijo encontrarse en contacto con las autoridades cubanas para atender a los menores víctimas del huracán Irma en la isla.
En un comunicado de la entidad, Perceval dijo que su "más profunda solidaridad está con las familias y allegados de las víctimas y con todas aquellas personas que se han visto afectadas materialmente por los efectos del Huracán Irma en Cuba y en todo el Caribe".
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Destacó que Unicef está en "constante comunicación" con las autoridades cubanas, verificando la magnitud de los daños para brindar la ayuda urgente que sea requerida "para que más pronto que tarde todos los niños, niñas y adolescentes de la isla tengan acceso a agua segura, condiciones de higiene para evitar enfermedades y el pronto retorno a las escuelas, garantizando entornos seguros".
De acuerdo con Perceval, a medida que pasan las horas se van haciendo más palpables "los devastadores efectos que ha causado el huracán arrasando con múltiples infraestructuras e inundando campos y comunidades".
"Unicef reconoce y confía en la fortaleza y solidaridad del pueblo de Cuba para enfrentar situaciones difíciles como esta y en una cultura social que ponga en el centro de su corazón y de sus esfuerzos el interés superior del niño", remarcó la jefa regional del organismo internacional.
Irma, que a su paso por Cuba era un huracán de fuerza 4 de 5 en la escala de Saffir-Simpson, barrió durante el viernes y el sábado el litoral norte de la isla, donde dejó 10 muertos y provocó graves daños materiales y fuertes inundaciones que también afectaron a La Habana.
Dos días después de que el ciclón se alejara de Cuba, el Gobierno comenzó a evaluar los daños, y a pesar de que comenzaron las primeras labores de limpieza aún hay miles de personas desplazadas de sus casas.
En La Habana fallecieron siete personas por derrumbes y electrocuciones y otras tres personas murieron en las provincias de Matanzas, Ciego de Ávila y Camagüey, también debido al desplome de sus casas, de las que se habían negado a marcharse.
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