José Daniel de la Torre Sampier parecía "un pagador de promesas" recorriendo su pueblo, Punta Alegre, en Ciego de Ávila, devastado tras el paso del huracán Irma. Iba con el apóstol en brazos, casi tan grande como él, cuando el fotógrafo cubano Yander Zamora lo fotografió. La imagen ha dado un toque de esperanza a una tragedia sin cifras oficiales, de cuya magnitud no caben dudas.
Según publica Granma, el niño encontró el busto de Martí enterrado en el mar, en medio de los escombros que había arrastrado a su paso el huracán Irma. Fue en busca de su madre. ¡Mira, encontré a Martí! Ella le siguió los pasos y le ayudó a sacar al 'maestro' de la arena. Fue entonces cuando el pequeño empezó a recorrer las calles de Punta Alegre con Martí en brazos, acunándolo, como quien juega con algo sagrado.
Al día siguiente José Daniel cumplía seis años. Se levantó y volvió a recorrer las calles del pueblo con su trofeo: el Martí que no pudo llevarse el huracán Irma. Luego lo llevó a casa de su maestro porque a pesar de su corta edad, él sabe que Martí es el "hombre que está en la escuela, junto a la bandera".
Detrás de todas las desgracias que ha dejado el huracán Irma en Cuba hay imágenes como las de este niño, abrazado a un Martí que salió de las aguas, sin que aún se sepa cómo llegó hasta allí.
Cuenta Yander Zamora, el autor de la foto, que no está seguro de que el niño le vio cuando disparó su cámara. La imagen es de esas que conmueven. Todo devastado. Las calles desiertas. La pobreza abriéndose camino entre lo poco que el huracán dejó en pie. Y de pronto, un niño de seis años, sale de la nada con un Martí en los brazos. Suenan a verdad aquellos versos que tejió el apóstol: "Con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar".
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