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El sábado 20 de septiembre de 2014, en los túneles del Tropicana Field, en Tampa, José Abreu me confesó -entre risas- que cuando llegó a Chicago supo que Juan Gabriel daría un concierto en la ciudad pero que él no había ido a verlo.
¿Tenías dinero?, le pregunté.
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“Tenía, “Gallo”, tenía, pero qué iba a hacer yo solo por ahí... apenas conocía la ciudad, capaz que me perdiera. Nadie me conoce. ¿Qué iba a hacer? ¿Pedir un taxi? Me dio miedo”.
Tres años y tres días después de esa fecha, José Abreu es probablemente uno de los rostros más conocidos en la llamada “Ciudad de los Vientos”. Tres años, y tres días después de que conversáramos en el pasillo del estadio de los Tampa Bay Rays, José “Pito” Abreu, “The Big Man”, “El Cañón”, simplemente “El Elefante Mayor”, se ha convertido junto a Albert Pujols, y Joe de Maggio, en el tercer pelotero de las Grandes Ligas en conectar en sus primeras cuatro temporadas en la MLB, al menos 25 jonrones, y haber impulsado 100 carreras por año.
Cuando lo entrevisté había comparecido 537 veces al cajón de bateo en 140 juegos. Tenía 78 anotadas, 171 hits, 315 total de bases recorridas, 35 dobles, 2 triples, 35 jonrones, 105 impulsadas, 318 ave, OBP de 384, Slugging de 587 y OPS de 971. Este sábado, 23 de septiembre de 2017, las cifras son otras: Tiene 2387 comparecencias al home plate, en 608 juegos. Ha anotado 326 carreras, dado 718 hits, 122 jonrones, e impulsado 406 hombres al plato. Tiene un promedio de 301, un OBP de 359 y un altísimo OPS de 883.
“Pito” me confesó que Iday Abreu “era su padre”, que los campeonatos de Grandes Ligas son largos y agotadores y que ya se sentía el rigor encima.
Entre risas también me dijo que él “sí miraba los números”, o mejor dicho, “miraba las opciones que tenía” y que pensaba que el público de Chicago estaba satisfecho con lo que él había hecho hasta el momento.
Hizo una mueca cuando le comenté que el criterio de algunos scouts antes de que llegara a la Gran Carpa era que él, máximo, batearía para unos 265 de promedio. "Pito" me aseguró que había trabajado con sus preparadores en cada deficiencia de su swing y que a esos que decían que no sabía responder a las bolas pegadas, él les daría un sorpresa.
Esa noche, ya a punto de despedirnos, me contó que el comienzo le fue muy difícil y que tenía que mejorar el inglés.
Han pasado tres años. Yo espero otra entrevista. Espero que me diga que todos aquellos miedos, el de caminar solo por la ciudad, el de salir por la noche, y el de hablarle en inglés a un taxista, ya se le han ido. Que es "Pito", José Abreu, “The Big Man”, “El Cañón”, venerado, querido y conocido y que de él hoy hablan los taxistas en Chicago.
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